🦇 Capítulo: 32 (Tyler) 🦇

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Esta semana ha todo sido una puta mierda, de no ser por Sofi no hubiera resistido este desastre de vida, ella es como una bocanada de aire fresco para mí, una luz en tanta oscuridad.

Últimamente las pesadillas no han me han dejado pegar ojo y tengo unas más que marcadas ojeras, pero no me importa, en estos momentos tengo cosas peores por las que preocuparme. Ella ha estado acosándome a toda hora y ya no sé que hacer, tengo entendido que ayer también se presentó en el trabajo de Sofi y por poco la despiden, y como si fuese poco su madre ha venido a buscarla hoy para ir a Albion. Me he quedado preocupado desde que lo leí en el mensaje que me envió pero no hay nada que pueda hacer, al fin y al cabo es su madre, aunque temo como pueda reaccionar cuando sepa que Sofi sale conmigo, teniendo en cuenta las barbaridades que le debe haber dicho Ella sobre mí.

Subo a mi moto y me pongo el casco, la enciendo y voy en camino a casa de mis padres, mañana es el cumpleaños de mamá y no sé si pueda verla, así que he elegido ir hoy por si acaso. Toco el timbre y me abre Elena.

—Señorito, es un gusto volver a verle —me dice la rubia regordeta que me cuidaba cuando solo era un pequeño.

—Elena, me alegro de verte. ¿Cómo está todo? —le pregunto y ella me responde con una sonrisa.

—Todo bien. Su señora madre está en la piscina, tomando el sol. Ya la conoce —me dice y yo ruedo los ojos y me dirijo a la terraza.

Apenas salgo la luz del sol nubla mi vista y también los recuerdos que me invaden, recuerdos de cuando éramos pequeños y Emma aún estaba con nosotros, recuerdos de cuando éramos una familia feliz, recuerdos antes de enterarme de la mierda que es mi padre.

—Hola mamá —le digo cuando llego a su lado, ella está envuelta en un vestido playero blanco y con sus típicas gafas de gato que tanto me divierten, pero está guapísima.

—Cariñito, has venido a verme —me dice parándose torpemente de la tumbona donde estaba acostada y estrechándome en sus brazos.

—Venía para felicitarte por tu cumpleaños —le digo y su expresión se torna dudosa.

—Pero es mañana —me contesta.

—Lo sé, y de eso quería hablarte, es que, ya sabes, no voy a poder venir —digo tratando de esforzarme en la elección de mis palabras.

—¿Me vas a dejar sola el día de mi cumpleaños? —me pregunta visiblemente triste, pues a pesar de tener las gafas puestas puedo ver sus ojos humedecidos bajo el cristal oscuro de estas.

—Lo siento mucho mamá, te prometo que te lo compensaré —le digo y la abrazo con fuerza, tratando de borrar el mal rato que le estoy haciendo pasar.

Pasamos parte de la tarde juntos y cuando me voy ella no pierde oportunidad para recordarme que mañana darán un gran almuerzo para festejar la fecha.

(...)

—¿Esto qué mierda es? —le pregunto a Steph, que está en mi habitación esperándome de brazos cruzados.

—¿Cuándo pensabas decirme que te estás follando a la estúpida esa? —me grita y yo me tenso enseguida.

—Eso a ti no te importa. Sal de mi habitación —le ordeno y ella me hace caso omiso, porque comienza a quitarse la ropa— Vístete Steph, no voy a hacer nada contigo —le digo evitando mirarla, pues aunque no lo quiera me excita.

—¿Me vas a decir que no te gusto? —sonríe pícaramente y termina de quitarse las bragas y el sujetador para abalanzarse sobre mí.

(...)

Estoy dormido, me remuevo en la cama al escuchar mi móvil vibrar, quiero ignorarlo pero algo dentro de mí me dice no lo haga. Aún con los ojos entre cerrados abro el mensaje que me ha entrado y me espabilo en cuanto leo lo  que ma ha enviado Sofi, está de camino en un taxi a su residencia.

Enviado: 11:23p.m.
Te esperaré fuera para asegurarme de que llegues bien.

Pulso el botón de enviar y al instante me llega la confirmación de lectura, espero su respuesta pero como no llega me visto y bajo a por la moto.

Cuando llego a la residencia aparco la moto donde siempre y me siento en el escalón de la entrada, esperando a mi chica que no debe tardar en llegar.
Al verla bajar del taxi parece devastada, como si le doliera muchísimo por lo que está pasando, tiene los ojos rojos e hinchados de llorar y se ve incluso demacrada, parece otra. Me duele en lo más profundo de mi ser que esté así, sobre todo porque sé que es mi culpa, solo llevamos una semana saliendo y ya he provocado que pelee con su hermana y por lo visto también con su madre, porque no se me ocurre otra cosa para que esté en ese estado.

—¿Qué ocurre? —le pregunto apenas llego a su encuentro y tomo la maleta que lleva en su mano para que pueda abrir la puerta fácilmente.

—He peleado con mi madre —confirma mis sospechas.

—¿Pero por qué? —trato de parecer asombrado pero la verdad es que no lo estoy.

—Ella le ha contado lo de nosotros y no lo aceptan, lo peor de todo es que no te conocen y ya tiene muy mala opinión de ti —dice entre sollozos que para mí son una tortura.

—A mi nunca me ha importado lo que otros piensen, la única opinión que me interesa es la tuya —le digo tratando de tranquilizarla, pero es verdad, las tres únicas opiniones que me han importado a lo largo de mi vida son la de ella, la de mi madre y la de mi hermana. Aprovecho la cercanía que hay entre nuestros cuerpos y la beso, casi fugazmente, pero cuando lo hago el mundo se detiene.

—Te quiero —me dice en voz baja y yo me quedo realmente sorprendido, no esperaba escuchar esto de su boca a tan poco tiempo de ser novios, pero es el momento de decirle lo que siento.

—Yo también te quiero —le digo y es como si me quitase un gran peso de encima, me siento libre y las ganas de besarla me inundan.

Nos fundimos en un feroz beso a la vez que acaricio su cuerpo por encima de la ropa primero, y luego semidesnudo. Tengo una lucha interna en mi interior, ya que por un lado quiero hacer eso que llevo deseando desde que la conocí y por otro sé que no debo ser tan cabrón, sé que debo esperar a que sea el momento y no aprovecharme de un instante de debilidad. Decido hacer caso al yo más sensato y me detengo, ella me mira avergonzada y le explico que se merece algo más lindo, más especial.

Después de ese incidente dormimos abrazados y la sensación de seguridad invade mi mente y sé que finalmente podré descansar, porque al estar con ella mis pesadillas desaparecen casi por completo.

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