37. Aragog (parte 2)

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-¡Y creíamos que era un monstruo que nos iba a atacar! - dijo Ron, inclinándose sobre el coche y dándole unas palmadas - ¡Me preguntaba adónde habría ido!

Afiné la vista en busca de arañas en el suelo iluminado, pero todas habían huido de la luz de los faros.

- Eso es tener mala suerte - nos dice Draco.

- Conociendo ya su suerte, creo que eso no debe ser lo peor - le dice tío Rem.

- Pues estarías en lo cierto - le contesto.

-Hemos perdido el rastro - les dije a ambos - Tendremos que buscarlo de nuevo.

Ron no hablaba ni se movía. Tenía los ojos clavados en un punto que se hallaba a unos tres metros del suelo, justo detrás de nosotros dos. Estaba pálido de terror.

Con Harry ni siquiera tuvimos tiempo de voltear. Se escuchó un fuerte chasquido, y de repente sentí que algo largo y peludo nos agarraba por la cintura y nos levantaba en el aire, de cara al suelo. Mientras forcejeaba, aterrorizada, escuchaba más chasquidos, y vi que las piernas de Ron se despegaban del suelo, y escuche a Fang aullar y gimotear... y sentía que nos arrastraban por entre los negros árboles.

Levanté como pude la cabeza, vi que la bestia que me sujetaba caminaba sobre seis patas inmensamente largas y peludas, y que encima de las dos delanteras que me aferraban, tenían unas pinzas también negras. Atrás de mí, podía oír a otros animales similares, que sin duda fueron los que habían agarrado a los chicos. Se encaminaron hacia el corazón del bosque. Podía ver a Fang que forcejeaba intentando liberarse de un cuarto monstruo, aullando con fuerza, pero no habría podido gritar aunque hubiera querido: parecía como si la voz se me hubiese quedado junto al coche, en el claro.

- ¿Fueron atrapados por... acromántulas? - nos pregunta pálida la abuela de Harry.

- Ahora ya saben porque sigo traumado - comenta Ron.

-¿Son arañas gigantes? - nos dice mi mamá.

- Sí mamá, lo son - le respondo - Pero salimos vivos.

- Es mejor que escuchen un poco más - interviene Harry.

No sabía cuánto tiempo pase en las garras del animal, sólo que de repente había la suficiente claridad para ver que el suelo, antes cubierto de hojas, estaba infestado de arañas. Estamos en el borde de una vasta hondonada en la que los árboles habían sido talados y las estrellas brillaban iluminando el paisaje más terrorífico que me podía imaginar.

Arañas. No arañas diminutas como aquellas a las que habíamos seguido por el camino de hojarasca, sino arañas del tamaño de caballos, con ocho ojos y ocho patas negras, peludas y gigantescas. El ejemplar que me transportaba se abrió camino, bajando por la brusca pendiente, hacia una telaraña nebulosa en forma de cúpula que había en el centro de la hondonada, mientras sus compañeras se acercaban por todas partes chasqueando sus pinzas, emocionadas a la vista de su presa.

- ¿Ustedes pasaron por eso? - nos pregunta Lily.

- No es para agregarle leña al fuego, pero no es a lo peor que nos hemos enfrentado en estos años - le respondo al resto - Aún falta que sepan que es el monstruo de Slytheryn.

- Y lo enfrentamos dos veces - agrega Ron.

- Eso no ayuda en nada - nos dice mi abuela.

- Lo sé, pero aunque no lo crean... obtuvimos buenas respuestas - le digo en cambio.

La araña me soltaron, y caí al suelo en cuatro patas. A mi lado, con un ruido sordo, cayeron Harry, Ron y Fang. El perro ya no aullaba; se quedó encogido y en silencio en el mismo punto en que había caído. Ron parecía encontrarse tan mal como he supuesto. Su boca se había alargado en una especie de grito mudo y los ojos se le salían de las órbitas.

Leyendo: "Harry Potter, una historia diferente"Where stories live. Discover now