Leyendo: "Harry Potter, una historia diferente"

.100. El comienzo.

- Hannah, damelo - me dice Harry al ver que no lo soltaba - No alargues esto.

- Hanny, ¿que pasa? - me pregunta papá.

- Vamos a discutir mucho y no quiero - le respondo con un suspiro antes de pasarle el libro a Harry - Pero no me arrepiento.

- Es mejor que empiecen - nos dice mamá.

- "El comienzo"

Mi encuentro con los Diggory tuvo lugar a la mañana siguiente.

La madre de Cedric al verme despierta no dudó en abrazarme con fuerza. Sentía mi hombro húmedo por su llanto.

- Gracias por salvarlo, por salvar a mi niño...

- Tenía que intentarlo - le respondo.

- Ambos lo trajeron de vuelta a casa y es algo que no vamos a olvidar - nos dijo Amos.

- Mi mamá te tiene un altar - me dice Cedric.

- Es una buena mujer - le digo en cambio.

- Como madre también te pondría en un altar - me dice la abuela de Harry.

Estaba por responderles cuando un grito nos sobresalto y se trataba de Cedric. Me levanté rápido hacía él, necesitaba asegurarme de que si le habían quedado secuelas. Sus ojos estaban desorbitados, tenía una mirada asustada y fuera de si. Levanté mi mano para que nadie se acercara, mientras yo avanzaba.

- ¿Cedric? - le pregunté con cuidado y enseguida voltea a verme.

Tardó unos segundos en reconocerme, con su respiración agitada tomó mi brazo y me acercó a él. Me abrazaba como si tuviera miedo a que me esfumara.

- Me sentía aturdido, recordaba la luz verde y su voz - les explica Cedric sobretodo a mis hijos.

- Eso habrá sido horrible - le dice Alice.

- ¿Y por qué tenías que abrazar tanto a mi madre? - le pregunta J.S.

- Porque temía que a ella también la hayan dañado -le responde Cedric.

- Ya dejen sus celos a un lado - les pido.

- Cedric tienes que respirar y dejarme ver si estás bien - le pedí al escuchar que su respiración se normalizaba.

- Estoy... estoy... bien - me dijo al separarnos - ¿Cómo es eso posible? ¡Escuché la maldición! - agregó alterandose - Pero... lo último que recuerdo fue escuchar tu voz.

- Calma, tienes que calmarte - le dije con calma y saqué mi varita - Déjame que controle que estás bien y luego te explicaremos lo que pasó.

- Pero...

- ¿Confías en mí? - lo interrumpi.

- Sí, siempre.

- De acuerdo, solo recuestate y mantén la calma porque no te voy hacer daño - le expliqué, aunque no sabía si le iba a doler.

- Hannah...

-¿Qué? Si te decía eso tal vez no te quedaras quieto - le digo a él - Era nuevo en eso.

- Tienes un buen punto - comenta Al - También omites eso cuando nos sanas de nuestras lesiones de Quidditch.

- Aunque ya aprendimos a no quejarnos.

No había en el libro alguna nota adjunta que explicará como asegurarme que la conexión se había roto por completo, pero si había un encantamiento que me diría si algo estaba mal con su salud. Hice el encantamiento apuntando su pecho, si de el brotaba un humo azul, todo estaría bien... pero si era de color rojo sería un grave problema. Para mi alivio fue azul.