86. El baile de Navidad.

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- Estoy muy emocionada - nos dice mamá - "El baile de Navidad".

- También me emociona por saber como lo pasaron - comenta la abuela de Harry - Habrán sido una pareja muy bonita.

- Todos se quedaban viéndolos, resultaban entre multitud - le responde Luna.

- Eso era incómodo, pero estaba muy contenta como para que me molestara - les digo a ellos.

A pesar del sinfín de deberes que nos habían puesto a los de cuarto para Navidad, a Harry no le apetecía ponerse a trabajar al final del trimestre, y se pasó la primera semana de vacaciones disfrutando todo lo posible con nuestros compañeros.

La torre de Gryffindor seguía casi tan llena como durante el trimestre, y parecía más pequeña, porque sus ocupantes armaban mucho más jaleo aquellos días. Fred y George habían cosechado un gran éxito con sus galletas de canarios, y durante los dos primeros días de vacaciones la gente iba dejando plumas por todas partes. No tuvo que pasar mucho tiempo, sin embargo, para que los de Gryffindor aprendieramos a tratar con muchísima cautela cualquier cosa de comer que nos ofrecieran los demás, por si había una galleta de canarios oculta, y George nos confesó que estaban desarrollando un nuevo invento.

- Sus mentes son asombrosas - les dice Sirius.

- Sin dudas tenemos que sentarnos hablar ustedes dos con los Merodeadores - agrega James.

- Cuando quieran - les dicen ellos.

- Tengo que estar presente... por favor... soy uno de los mejores bromista de mi generación - les pide J.S.

- De acuerdo, así sabremos lo que has hecho - le responde mi padre.

- Voy a preocuparme de eso más tarde - le digo a Harry - Sigue mamá.

En aquel momento nevaba copiosamente en el castillo y sus alrededores. El carruaje de Beauxbatons, de color azul claro, parecía una calabaza enorme, helada y cubierta de escarcha, junto a la cabaña de Hagrid, que a su lado era como una casita de chocolate con azúcar glasé por encima, en tanto que el barco de Durmstrang tenía las portillas heladas y los mástiles cubiertos de escarcha. Abajo, en las cocinas, los elfos domésticos se superaban a sí mismos con guisos calientes y sabrosos, y postres muy ricos. La única que encontraba algo de lo cual quejarse era Fleur Delacour.

-Toda esta comida de «Hogwag» es demasiado pesada - la oyeron decir una noche en que salían tras ella del Gran Comedor -. ¡No voy a «podeg lusig» la túnica!

-¡Ah, qué tragedia! - se burló Hermione cuando Fleur salía al vestíbulo -. Vaya ínfulas, ¿eh?

-¿Con quién vas a ir al baile, Hermione?

Ron le hacía aquella pregunta en los momentos más inesperados para ver si, al pillarla por sorpresa, conseguía que le contestara. Sin embargo, Hermione no hacía más que mirarlo con el entrecejo fruncido y responder:

-No te lo digo. Te reirías de mí.

- ¿Y con quién fuiste? - le preguntó Reg.

- Ya lo sabrán - le responde ella.

- En casa no hay fotos del baile - les dice Rose.

- Supongo porque ninguno de los dos fueron con quienes querían - le respondo conociendo a mis amigos.

-¿Bromeas, Weasley? - dijo Malfoy tras ellos -. ¡No me dirás que ha conseguido pareja para el baile! ¿La sangre sucia de los dientes largos?

Harry y Ron se dieron la vuelta bruscamente, pero Hermione saludó a alguien detrás de Malfoy:

-¡Hola, profesor Moody!

Leyendo: "Harry Potter, una historia diferente"Where stories live. Discover now