Amaru es un joven indígena aventurero y cansado de la rutina, frustrado por la muerte de sus colegas a causa de las enfermedades y virus que se han propagado en la selva. Un día en su viaje de caza se encuentran con una estudiante universitaria en e...
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Narra Rommie.
“Pensé que encontré una manera, pero nunca te vas así que supongo que tengo que quedarme, algún día saldré de aquí incluso si toma mil años”
A la edad de 17 años perdí mi virginidad con un idiota, se llamaba Alexander.
Oh maldito Alexander, juro que me pagarás cada una de las que me hiciste.
Sonríe tirando mi goma de mascar a la basura, ahora que tengo 22 años he dejado de preocuparme por cosas tan triviales como el amor, ciertamente no es para mi, y distrae mi carrera, todavía me faltan 4 largos años para terminarla.
Conocí a Alexander hace 5 años y empezamos a salir curiosamente aun recuerdo todo con claridad.
Hace 6 años.
—Quiero que se largue de la casa, Es malcriada, no hace nada, es un parasito, no aporta en nada. —Le discutió mi padrastro a mi madre frenético, me odiaba con toda su alma.
Y yo a él, el odio era mutuo.
—¡Pero es mi hija! Tiene que estudiar, no trabajar, ¿Qué rayos te sucede Omar? —Exclama mi mamá molesta, triste ya cansada de escuchar siempre lo mismo. No podía hacer nada, la casa era de él, y cada vez que ella decidía separarse él la buscaba y le prometía que iba a cambiar, era una relación tóxica donde él la manipulaba a ella para su satisfacción, y dejarme a mi de lado.
Salí de esa casa sin decirle a nadie me dirigí a un bar donde se reunían jóvenes como yo a drogarse o a tomar y me hice mierda, bebí y bebí hasta olvidarme de mis pobremas...
¡Yo quería dejar de sentir que era un problema, queria dejar de sentir que era un estorbo, quería pedir un deseo y que me llegará la muerte en este momento! No quiero ser yo nunca mas.
—¡Hey! ¿Porqué lloras? Niña. —Ese fue el primer encuentro con Alexander, su cabello era Rubio y sus ojos claros, era mucho mayor que yo, alrededor de unos 20 años, apuesto, su ropa toda de negro y zapatos de marca.
A esa edad era muy ingenua, creía que nadie me quería, y moría por la atención.
—¿Porqué mejor no me invitas otro trago? —Reproche borracha tratando de sonar interesante.
El sonrió y me enamoré a primera vista, de seguro era modelo era tan bello, blanco, alto, rubio, ¿Qué mas quería?
—No puedes ni con tu alma y quieres seguir bebiendo. —Se burlo y me abrazo. —Señor, traigame dos cócteles y una botella de Vino tinto.
