||Capítulo 32|| Desamor.

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Narra Rommie.




Nunca fui feliz en mi hogar, en la escuela no tenía muchas amigas mujeres, era como si estuviera en otra dimensión.

No podía hablar con nadie de mis problemas porque sabía que no me entenderían, sin embargo nunca dejé de sentir empatia por los demás.

Siempre recuerdo mis tiempos de escuela, se que suena estúpido pero como extraño la escuela sobre todo cuando empecé a tener amigos, nunca quería irme a casa.

***

—Estás son las medidas de prevención que deben tomar, la mayoría de los abusos vienen de familiares cercanos, si algún tío,  abuelo, hermano, padre, padrastro, tiene este tipo de conductas no debes callar, avisar a un familiar de confianza... No tenga miedo de alzar la voz. —Nuestra maestra nos explicaba sobre el abuso sexual en la hora libre que teníamos, este no era un tema del que suelen hablar los maestros... En Ecuador ha aumentado el número de demandas por abuso sexual en los últimos años, así qué están haciendo una campaña.

Quería hablar sobre mi situación pero no tenía el suficiente valor, de una forma o otra mis profesores me intimidaban, puede que ellos hablarán sobre esto ahora, sin embargo nada era como decían, empezaban a hacerte preguntas incómodas y dentro de tu cabeza te volvías muy pequeño y de alguna manera culpable.

Además yo no tenía nada que pudiera probar qué estaba sufriendo de abuso.

Simplemente su mirada me repugnaba... Sus ojos me daban asco, semejante a la mirada de los villanos de los cuentos.

—¿Rommie, porqué te has quedado aquí? Ya es muy tarde. —Estaba dormida en mi putrite y la maestra de ciencias me despertó, la miré sin ánimos.

—No quiero ir a casa.

Siempre estoy sola, siento que estorbo, mi mamá trabaja, y no quiero encontrarme con mi padrastro.

Eran muchas cosas las que quería decir, varias veces he estado bañandome y he sentido que alguien me observa de manera repulsiva que hace que me sienta sucia.

—Ven vamos te iré a dejar y te compraré unos dulces. —Hizo que me levantará, tomé mi mochila y la puse en mi espalda, tenía 10 años... Yo adoro los dulces así que deje que me llevará hasta mi casa.

Cuando llegué me despedí de la profesora y entre a mi casa, espere hasta que mamá llegará del trabajo encerrada en mi habitación.

Yo era muy llorona desde muy pequeña.

Lloraba cuando mi padrastro tachaba a mi mamá de inservible, lloraba cada vez que los escuchaba pelear, tuve que irme varias veces a dormir donde mi abuelita Clara.

Pero esa noche me quedé en casa, ya era muy tarde para irme donde mi abuelita yo sola.

Recuerdo que todo estaba en silencio y qué la cerradura de la puerta se movía sigilosamente abriendo la puerta... Una figura en medio de la noche apareció y se acercó a mí cama fríamente.

—¿Estás despierta? —Susurró Omar y mi cuerpo temblaba, después de pelearse con mi mamá quería venir a hacerme daño a mi también.

—Eres una niña muy buena... Deja que te acaricié y puedas dormir como una princesa. —Tomó mi cabello y su voz se oía ahogada, su aliento era un vapor asqueroso que me hizo retroceder. —No, tranquila... No te haré nada, eres como mi hija. —Dijo eso y puso su manos en partes íntimas, entonces me alerte y le escupi en la cara.

—Tú no eres mi papá, un padre no haría eso, le diré a mamá...

—¡No, no, no! ¿de qué hablas? Yo solo estaba tratando de ser amable contigo pequeña... Pero veo que te molesto. —Se alejó asustado por mi reacción.

Pasión Imperial+18 ||Completa|| ✔Where stories live. Discover now