Capítulo 2. Empatía.

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- ¡Venga, otra vez! 

- ¡Alba, tía, deja que nos vayamos...! -lloriqueó Afri. 

- ¿Es que tienes algo mejor que hacer? -le recriminó, dejando su bandurria sobre el soporte. 

- ¿No íbamos a tomarnos una shandy? Venga, es el primer ensayo del año, y es jueves. 

- África Adalia, en tres años de carrera no he pisado una fiesta universitaria, ¿me ves con cara de que vaya a hacerlo ahora, después de perder el campeonato nacional? -tenía las manos en la cintura y solo rompió su pose agresiva para subirse las gafas. 

- Quedan nueve meses para la final, Alba -se unió Noelia-, un embarazo. 

- Un embarazo humano -puntualizó Alba-. Y son cuarenta semanas, multiplicado por siete días que tiene la semana y dividido entre treinta, haciendo una media, son 9'33333 meses. Periódico puro. 

- ¿Y qué? -preguntó Marilia mirándolas a todas, una por una, intentando entender algo. 

- ¡Que me da igual lo que quede, este año vamos a ganar, maldita sea! 

- ¡Alba, esa boca! -la regañó Noe. 


La rubia tenía la vena de la frente a punto de explotar, por lo que Afri se acercó hasta ella y la agarró por los hombros. 


- ¿Qué te pasa? ¿Por qué estás tan histérica? Acabamos de empezar el curso -agarró un sándwich de los que había traído Alba para darles la bienvenida a un nuevo año y se metió medio a la boca. 

- Nada -se cruzó de brazos y abrió la boca cuando su amiga le dio el cuarto de sándwich que le quedaba. 

- Cuéntaselo a Afri, va. 


Alba la miró muy seria, se recolocó las gafas que, efectivamente, estaban perfectamente en su lugar, y chasqueó la lengua. 


- Me he encontrado a las poetas esta mañana en el metro. 

- ¿Qué te han dicho? -preguntó preocupada la morena. Alba, al ser la jefa de la tuna, era la que más sufría sus bromas sin gracia y sus ataques. 

- En realidad nada, solo que... Solo que tengo mal perder -agachó la mirada. 

- Y eso es... ¡Chicas, redoble de tambores! -el resto de la tuna hizo ruido con los pies en el suelo-. ¡VERDAD! 

- Lo sé -le lanzó una mirada furibunda-, pero yo no me he metido con ellas estos años... 

- Alba... -le dijo en tono disconforme. 

- ¡Bueno, solo un poco! -reconoció a regañadientes-. Si me provocan, ¿qué hago? 

- ¿Ignorarlas? 

- Ya no estoy en el instituto, África. Aguanté muchos años de burlas, de "empollona", de desprecios... No voy a callarme más. 

- Y me parece estupendo, pero mira cómo te pones, Al... No compensa. 

- Es que... ¿Es que no pueden, simplemente, pasar de nosotras? 

- Alba... ¿Te acuerdas cuando empapelamos el hall de filología con nuestra foto como ganadoras en segundo año? 

- Sí -rió entre dientes como una ratilla. 

- ¿Y de la vez que hicimos una réplica del trofeo regional y les hicimos unas bandas de segundonas? 

TunantasDove le storie prendono vita. Scoprilo ora