Capítulo 16. Pecados capitales.

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No hace falta que la escuchéis, pero por si tenéis curiosidad, aquí la dejo) 

Con algazara cruza por la población, la alegre tuna desgranando una canción. 

- Canción amante, canción de ronda que hace feliz a la mujer en su ilusión.


Las líderes de la tuna se miraron en esa parte de la canción y rodaron los ojos a la vez, soltando una risita por lo bajo por esa letra tan anticuada.


- Horas de ronda de la alegre juventud 

- ¡VÁMONOS! -gritó Marilia. 

- Que abren al viento sus anhelos de inquietud, sal niña hermosa, sal pronto a tu balcón que un estudiante te canta con pasión. Horas de ronda que la noche guardará.

- ¡MUCHA TUNA! -volvió a hacer su parte la canaria. 

- Como recuerdos que jamás se borrarán. La estudiantina te dice adiós, mujer, y no suspires que pronto ha de volver. 


Terminaron la canción de muy buen humor, aplaudiendo y dándose ánimos. Era evidente que la barbacoa había dado frutos, pues el ambiente era inmejorable. 

Natalia volvió a acercarse a Alba, que sonreía mirando a sus compañeras bromear entre ellas. 


- No tiene una mujer otra cosa que hacer que suspirar en el balcón y esperar a que un jambo le cante una canción. 

- ¿Suspiráis, princesa? -a Alba le dio una risilla de rata que pilló a la morena desprevenida. La científica apretó los labios para no soltar la carcajada que terminó saliendo por su nariz. Estaba roja de aguantarse. 

- ¿Qué dices? -su cara, tan expresiva, hizo que no pudiera más y que la risotada retumbara en las paredes del salón de actos. 

- Es una broma, Lacunza. Suspiráis, os piráis... ¿Lo pillas? 

- ¿Y se supone que eso es gracioso? 

- Pensaba que estabas familiarizada con el lenguaje urbano -la rubia hizo un movimiento de cabeza y cuello que pretendió parecer malote, pero en la científica, después de subirse sus gafas de pasta rosa a su sitio, no tuvo mucho efecto. 

- Alba Reche, ¿me estás vacilando? -se hizo la ofendida, aunque la verdad era que le hacía mucha gracia. 

- A lo mejor -dijo con tonito interesante. 

- ¡Pero serás...! 


Se puso a perseguirla por el escenario para hacerle cosquillas, provocando que la rubia chillara asustada entre risas nerviosas. Justo en ese momento entró Noemí que, viendo el panorama, se echó una mano a la cara y se le hinchó la vena de la frente. 


- ¡¿YA ESTAMOS OTRA VEZ?! 

- ¡Te pillé! 


Noemí y Natalia hablaron a la vez, una dando un fuerte golpe de su tacón contra el suelo de madera y la otra levantando en volandas a la Reche, que se ahogaba en su propia risa histérica. Natalia se giró hacia aquella voz que le daba pavor, llevando consigo el cuerpo menudo de Alba, que había dejado de retorcerse en sus brazos para esperar una reprimenda por parte de la jefa suprema de aquel tinglado. 

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