Capítulo 48. Cosas que le hacen ilusión a Nat.

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Tras clasificarse para la segunda semana de campeonato, disponían de todo el fin de semana libre, en el que Noemí y la Universidad Complutense habían organizado una salida para conocer la zona. Las citó tras el desayuno en el hall de entrada, donde Natalia se dedicó a mirar a la recepcionista con cara de psicópata durante el tiempo que estuvieron allí esperando. 


- Nat, deja de hacer eso -le pidió Alba. 

- Le encanta provocar a esta persona -rodó los ojos la Mari. 

- Mírala, mírala cómo se sonroja. ¿Creéis que le gusto? -preguntó la morena, sonriendo ladinamente hacia la recepción y guiñando un ojo. 

- Creo que te tiene miedo. 

- ¿A MÍ? ¡Pero si soy un angelito! -se giró hacia Alba con los ojos chispeantes. 

- Sí que lo eres -le rozó los dedos de la mano con los suyos, oculta por el cuerpo de Natalia. 


Un escalofrío recorrió a la Mari, haciendo que las dos jefas de la metatuna se rieran. Apareció Noemí desde los ascensores, muy contenta aunque ojerosa. 


- Bueno, niñas, hoy vamos a conocer la histórica ciudad de Amsterdam. Ya sé que habéis hecho un par de incursiones en sus bares y no quiero pensar en qué sitios más -miró a Sabela sin ningún disimulo-, pero hoy vamos a hacer una excursión educativa. 

- Las que hemos hecho nosotras también han sido educativas -dijo Julia, poniéndose a su lado mientras se dirigían a la salida. 

- Ya me imagino lo que habéis aprendido vosotras, panda de vagas y maleantes. 

- ¡OYE! Pues que sepas, señora rectora de la Complu, que hemos aprendido a ordenarnos correctamente. 

- ¿Ordenaros? -frunció el ceño y salió a la calle, seguida por la metatuna. 

- Sí, ordenarnos, ¿verdad Alba? 

- Eh... sí, sí... nos hemos ordenado muchísimo -se subió las gafas, apurada-, vamos, de arriba a abajo... sí... un orden como una catedral... 

- Es un rollo de chacras y cosas de esas de Sabela, Noemí, no les hagas caso -intercedió Natalia, para evitar que Alba y su falta de filtros las dejara en evidencia. 

- Ya, chacras -la mujer no se creía nada-. Bueno, chicas, en primer lugar vamos a visitar el barrio rojo... 


Fueron caminando, escuchando las explicaciones de Noemí, que iba mirando en una libretita los datos que necesitaba. Las tunantas la escuchaban con atención la mayor parte del tiempo y disfrutaban del paseo de lugar a lugar, deteniéndose en tiendas típicas y haciéndose un millón de fotos. 


- Oye, Reche -se acercó Ici, aprovechando que Natalia había dejado de hacerle marcaje individual-, que hace mucho que no hablamos, ¿cómo vas con tu tema? 

- Pues muy bien, la verdad -sonrió, y adaptó su paso al de la del pelo rosa. 

- Se te ve resplandecer, Reche. ¿Solucionaste el asunto aquel con tu chica misteriosa? 

- Bueno, hemos realizado el coito y...

- ¿¡Qué me dices!? ¿¡En serio!? -se puso a dar saltitos y palmaditas. 

- Sí -se ruborizó, escodiéndose entre sus hombros y se subió las gafas-, pero eso no ha sido lo más importante, Icíar -dijo con su tono sabiondillo. 

TunantasWhere stories live. Discover now