- Nat, para.
- El ensayo más largo de mi vida -sonrió con suficiencia, bajando la mano aún más hacia su culo.
- Natalia, por favor, que hemos estado fornicando hace apenas una hora... -se subió las gafas la rubia, enredándose con la correa de su bandurria en el proceso.
- Es que... -se quejó, poniendo un puchero y separando la mano de la zona problemática.
- Natalia Lacunza, concéntrate. Esta noche puede ser todo lo larga que tú quieras.
- Me vas a matar -se mordió el labio-. Muerte por cachondez. Compro.
- Y se suponía que tú eras la sentimental de las dos -rodó los ojos la científica, muy orgullosa de su poder ante la gran Lacunza.
- Y lo soy. Pero no quiero asustarte con todas estas cosas que estoy sintiendo.
- ¿Qué cosas? -se giró de golpe hacia ella, muy interesada.
- Cosas para las que aún no estás preparada, car... Carmaikel -Natalia abrió los ojos de golpe, asustada por lo que había estado a punto de decir.
- ¿Carmaikel?
- ¿Te gusta como apodo cariñoso? -preguntó como quien no quiere la cosa, intentando desviar la atención de ese momento incómodo que ella era la única que estaba viviendo.
- Es un nombre anglosajón de persona, no le veo mucho sentido.
- Así surgen los apodos, Albi, de una conversación tonta. Además, así nadie sabrá lo que quiero decir cuando te diga Carmaikel. Será como un secreto entre las dos.
- Me gusta mucho esto de que sea secreto -puso su mirada sensual que, tras las gafas, le daba un matiz tierno-. Es excitante.
- ¿Te avergüenzas de mí? -elevó una ceja.
- Es imposible avergonzarse de tener una pseudorrelación con Natalia Lacunza.
- Pero eres de ciencias y yo filóloga. ¿Qué van a decir tus compañeros de universidad si se enteran de que estás conmigo? Vas a ser la mofa de la facultad.
- Uh, es verdad -frunció el ceño y se acarició la barbilla, consciente de la problemática de haber estado años despotricando sobre las poetas y ahora encontrarse enredada con una de ellas, y no cualquiera, sino con su líder-. Bueno, es algo que meditaré en profundidad cuando sea necesario, de momento es algo en lo que no tengo que pensar.
- Ahora solo tienes que pensar en ti, en mí y en la ducha número veinte -agitó las cejas, ruborizando a Alba hasta su máximo exponente.
Unos metros más allá, Afri e Ici se reían tímidamente de alguna tontería que había dicho la otra.
- Eres muy payasa, Ici.
- Y tú estás muy guapa con ese peto vaquero.
- Me lo regaló mi abuela en Navidad -se sonrojó, coqueta.
- Pues le dices a tu abuela que tiene un ojo increíble.
- Deja de decirme esas cosas, la gente se va a dar cuenta.
- ¿De qué? ¿De que me gustas? Si quieres lo grito a los cuatro vientos, Afri. ¡Que sepáis que...!
- ¡SHHHHHHHHH! -tiró de su brazo e hizo que se agachara entre risas-. ¿Te puedes callar?
- Estoy tan contenta que me la suda todo, quiero poder besarte cuando me apetezca -estiró el cuello pero solo alcanzó la mejilla de Afri, que reía como una colegiala alborotada.
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Tunantas
ФанфікиDos mundos diametralmente opuestos. Dos maneras de entender la vida. Dos líderes naturales de bandas rivales. Dos tunas estudiantiles, enfrentadas desde el inicio mismo de los tiempos, obligadas a entenderse. ¿Habrá algún cliché que no cumpla es...