Capítulo 4. El dementor.

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- ¡Odio el puto clavelitos! -murmuró Natalia, llevando su laúd al pecho para empezar a tocar. 


Se estaban poniendo las pilas a marchas forzadas, pues apenas quedaban dos meses para la competición de tunas de la Complutense. Se clasificaban para las competiciones regionales las que quedaran entre las tres primeras, y muy mal se les tenía que dar para no entrar en el podio, pero, lo tenía que reconocer, se habían confiado. 

Casi la mitad de la tuna del año anterior ya se había graduado, por lo que contaban con demasiadas caras nuevas, y se arrepentía de no haberse tomado un poco más en serio los ensayos desde principio de curso. Aún así iban bien, y estaba convencida de que estarían listas cuando la competición llegara. 

Terminó el ensayo media hora después y Marta, viendo el humor que se gastaba su amiga, se aproximó hasta ella. 


- Ya sé que no te gusta el clavelitos, pero tampoco es como para poner esa cara -intentó sacarle, infructuosamente, una sonrisa. 

- Estoy hasta el coño de todo, vaya puto año de mierda -bufó, guardando su laúd en la funda. 

- ¿Lucía te ha vuelto a escribir? 

- Peor, me ha mandado un vídeo tocándose y diciendo que sabe que yo también la echo de menos -apretó los labios para no soltar sapos y culebras delante del resto. 

- Estás de coña -su amiga la miró con la boca abierta, incrédula. 

- Ojalá -se echó el instrumento a la espalda, recogió su móvil y su tabaco, y le hizo un gesto para salir de una vez de allí. 

- No estarás pensando... -la agarró del brazo para ver su cara y descubrir sus intenciones. 

- Vamos, Martus, la duda ofende, coño. Si hasta me cambié de piso para no verla. 


Salieron al frío otoñal del exterior. Estaba anocheciendo y, tras despedirse de las demás, se apresuraron a caminar hacia el metro para tener una conversación a solas. 


- La he bloqueado en todos lados, pero no me acordaba de la cuenta B de instagram. ¡Seré gilipollas! -se dio un golpe en la frente con la mano. 

- Es una psicópata -Marta no podía creerse hasta dónde había sido capaz de llegar la ex novia de su amiga. 

- Es una persona acostumbrada a tener lo que quiere cuando lo quiere, y como yo no entro por el aro, se envenena. Tan fácil como eso. 

- Ya se le pasará -deslizó el brazo por su cintura, ya que a los hombros no llegaba-. Pero estoy muy orgullosa de que no cedas con ella. Sería un error. 

- A día de hoy me pregunto cómo pude estar tan enamorada de una tía tan manipuladora. 

- ¿Y ya no lo estás? 


Natalia se detuvo de golpe y la miró con el ceño fruncido. 


- La decepción fue tan grande que se me pasó de un plumazo. Fue como si no la conociera. Ahora solo siento rabia. Vergüenza y rabia. Mucha rabia. Rabia infinita... 

- Vale, vale, lo pillo -rió entre dientes, tirando de ella hacia la boca del metro-. Necesitas despejarte, hace una semana que solo vas de casa a la uni y de la uni a casa. 

- Capaz que me la encuentro otra vez, paso. 

- Es ella la que se tiene que esconder, Nat, no tú. 

TunantasHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin