LA PRINCESA DE LAS ROSAS (Capítulo 21)

737 62 4
                                    

Cuando escuché a Isaac decirme que por mí había decidido especializarse en psiquiatría, todo en mi mente se tornó negro, me quedé encerrada en ella de nuevo, escuché los pasos apresurados de alguien, y otra vez me senté en un rincón oscuro de mi mente, y vi llegar uno a uno a Emily, Lava y Patrick, estaban molestos, se pararon frente a mí y empezó la discusión.

P: -¿Escucharon? Él puede acabar con nosotros, debemos deshacernos de él-

E: -No, no podemos hacerle eso a Larislava, si le hacemos daño a él, ella se pondrá mal y eso también podría acabar con nosotros, debemos pensar bien lo que haremos-

L: -Yo digo que me lo dejen a mí, soy sexy, estoy guapa, puedo seducirlo y darle buen sexo, un hombre complacido en la cama es un hombre domado-

P: -Lava, ¡deja de ser tan puta, joder! Esto es algo serio, ¿no ven? ¡Este tipo puede acabar con nosotros!-

L: -No me insultes Patrick, que mi putería no daña a nadie, en cambio lo que vos haces-

E: ¡Ya calmense! No podemos pensar solo en nosotros, tenemos que pensar en Larislava, ella es quien nos creo, y la estamos poniendo mal, y lo peor el Doctor se está dando cuenta, ¿no ven? Larislava se encerró en su mente, no habla, ni escucha lo que él le está diciendo-

P: -Emily tiene razón tenemos que sacarla de aquí, ¡AHORA!-

En ese mismo instante, una luz se encendió en mi mente, y pude salir de ella; estaba llorando y temblando, Isaac me tenía abrazada, no sabía que había pasado mientras me perdí en la oscuridad de mi mente, Isaac me vio a los ojos, limpió mis lágrimas.

-No se vale Lava, no, no se que te hicieron para que lleves tanto dolor; y no puedas ni hablarlo, pero yo no soy como otros, soy buena persona, soy buen amigo, y quiero estar para vos, quiero que encuentres un apoyo en mí-

-Vete por favor, no quiero que te hagan daño, tengo que protegerte, a vos no quiero lastimarte, a vos no-

-Nadie va a lastimarme, y no voy a irme, no quiero dejarte sola, ¡sos una mujer maravillosa-

-No soy maravillosa, me estás sobrevalorando, y llegará el momento en que dejes de verme como me ves ahora, y vas a dejarme como todos, y vos si me vas a doler como no me ha dolido nadie más, vete, ahora es fácil, apenas han pasado dos días, podrás irte fácil-

-No Lava, no quiero irme, no sé que pasó con nosotros, al menos a mí nunca me había pasado con nadie, esta conexión que siento con vos es única, y no quiero irme, quiero ser tu amigo-

Bajé la mirada y empecé a llorar más fuerte, Isaac me abrazó y acarició mi cabello, yo no podía entender que veía él en mí, nunca antes un chico me había visto como me veía él, yo siendo un maldito desastre natural, y él era un ser lleno de luz, ¿por qué me veía a mí? A las mujeres como yo, no las veían hombres como él.

No entendía nada, pero de lo que si estaba segura es que, tarde o temprano Isaac me iba a doler, como no me había dolido nunca, e iba a desear morir.

¿Qué por qué lo sabía?

Porque estaba sintiendo cosas por él que no había sentido antes, y no sé como se siente el amor, pero estoy segura que esto se le parece, él me daba la sensación de felicidad cada vez que lo tenía cerca, cada vez que escuchaba su voz el corazón se aceleraba, pero mi alma tenía paz, él era paz en medio de mis tempestades, era luz en mi oscuridad.

-¿En qué piensas?- Preguntó Isaac.

-En cuanto me vas a doler cuando termine la magia-

-Lava, eso no será así, vos sos magia, iluminas mi vida, ¡me has dado luz, yo jamás querré apagarte!-

No dije más, Isaac se metió a la cama conmigo y me abrazó hasta que me quedé dormida.

Me despertaron, el aroma a café y wafles, abrí los ojos e Isaac ya no estaba, vi en mi mesita de noche una notita que decía: «Quise dejarte descansar, 8231890451, este es mi número de celular por si algún día me necesitas ahí estaré, conocerte ha sido de lo mejor que me ha pasado, gracias por existir, Lava, besos Isaac».

Tomé la notita y la besé, salí de mi habitación, papá cocinaba, lo abracé fuerte, pasé al lado de Gina y la ignoré.

-Hoy regreso a Shartel- dijo papá.

-No te vayas papá, ¿qué irás a hacer allá solo? Ya te divorciaste, quédate acá- dije abrazandolo.

-No puedo hija, las amo pero allá está mi vida-

Gina no dijo nada, desayunamos en silencio, me despedí de papá, seguí ignorando a Gina, me fui a la florería a trabajar.

Tuve un día súper atareado, corrí todo el día para hacer mis cosas, llegué a casa a eso de las 11:00 p.m. lo que encontré al llegar nos cambiaría la vida para siempre.

Continuará...

- Lissbeth SM.

LA PRINCESA DE LAS ROSAS Where stories live. Discover now