LA PRINCESA DE LAS ROSAS (Capítulo 29)

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—Creo que se está metiendo donde no debe señorita—

—¿A qué se refiere detective? Ya respondí todas sus preguntas, ¿por qué sigue acá escondido detrás de mis plantas?—

—No es correcto que mi hijo esté hasta estas horas de la noche en su casa, cuando tiene una relación con una buena mujer, no habla bien de usted que esté recibiendo la visita de hombres comprometidos y menos a altas horas de la noche—

—Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, perdone que me ría, para empezar su hijo jura y perjura que es soltero, así que con quien tiene que hablar es con él, además él y yo solo somos buenos amigos, además usted no es nadie para venir a decirme a quien debo recibir y a qué hora, y para terminar, ¿no cree que su hijo está lo suficientemente grandecito como para que usted le ande cuidando la supuesta relación?—

—Usted no es mujer para mi hijo, no entiendo que hace acá con usted cuando tiene a Darián una mujer decente, educada y de buena familia, bueno sí se que hace aquí, lo fácil siempre llama la atención—

En cuanto lo escuché decir eso, sentí que algo dentro de mí se encendió, no necesité de Patrick, ni de Lava, y menos de Emily para soltarle tremenda bofetada, se la di con todas mis fuerzas, tan fuerte como pude, puedo jurar que sino se le acomodaron las ideas, al menos lo hice ver estrellas, se enfureció, y me tomó fuerte del brazo.

—Se que algo escondes muchachita, y no voy a descansar hasta descubrir que es y meterte en la cárcel, o hacer que te largues de Carbesh—

—¡Suelteme! Pues si cree que escondo algo pruébelo, mientras tanto déjeme en paz, es increíble que Isaac siendo tan buen chico sea hijo de tremendo troglodita— grité, cerrando la puerta.

Gina salió inmediatamente de su habitación al escuchar la forma en la que azoté la puerta.

—¿Qué pasó? ¿Estás bien?—

—Pues nada, el papá de Isaac me odia— respondí, con un nudo en la garganta.

—Es un imbécil, su hijo no podrá encontrar mejor mujer que vos— dijo Gina abrazándome.

Nos sentamos en el sofá, abrazadas, y de pronto lo recordé otra vez.

—Gina, decime ¿qué recuerdas del día que di a luz hace más de cinco años? En verdad necesito saberlo, es muy importante, trata de recordar todo por favor yo me desmayé y no recuerdo nada, solo recuerdo que mamá dijo que no lloraba—

—Yo solo escuché, porque estaba encerrada en el cuarto de al lado, pero escuché cuando el bebé lloró; lloró mucho, bueno era una bebé, porque claro escuché a tu mamá decir que era una niña, pero luego la bebé dejó de llorar y tu mamá le dijo a mi tía Sonia que se la llevara antes de que despertaras y la vieras, pero ya no lloraba y lo demás ya lo sabes—

Empecé a llorar, a llorar fuerte, no podía parar de llorar, no podía, sentía que el mundo se me vino encima, Gina intentaba consolarme, pero nada podía hacer.

—Sé que dije que no quería tenerla por la situación en la que fue concebida, pero desde que supe que la llevaba en el vientre, le hablaba, y le cantaba el canto de Pinocho, cada vez que lo hacía ella se movía mucho, parecía que le gustaba, y yo sentía bonito y luego sentía coraje por llevarla en mi vientre y decía que no la quería en mi vida, algo me decía que era una niña, los ocho meses que no nos vimos yo hablé con ella día a día, y creo que la he encontrado es preciosa, se parece a mí, ¡joder! ¿Qué hago ahora? Yo no sé ser madre, no sería una buena mamá, pero quiero saber de ella, no es justo esto, ¡Dios, ¿por qué tengo que pasar por todo esto? ¿Cuál es el propósito? Si yo ya no creo en vos, ¿por qué no me dejas en paz? Ya deja de meterte conmigo!—

Me puse de pie y salí corriendo de casa, sentía tanto dolor, pero tanto dolor, no podía con él, Gina intentó detenerme, no pudo, salí corriendo sin rumbo me metí en el bosque, y es lo último que recuerdo.

GINA

—Lava, detente, Lava, ¿a dónde vas?— fue inútil, no me escuchó, no pude detenerla, no sabía que hacer, pasaron 3 horas, llegó la media noche y Lava no regresó, su teléfono estaba apagado, me asusté mucho y le marqué a Isaac.

—Bueno, Gina, ¿Lava está bien?—

—No Isaac, pasó algo y se puso muy mal, salió corriendo de casa mientras lloraba; y no ha regresado—

—¿Cuánto hace qué salió?—

—Poco más de 3 horas—

—¿Por qué no me habías llamado? Voy para allá—

Me senté a esperar a Isaac en medio de mucho llanto, no sabía que hacer, tenía miedo, Isaac llegó en menos de 15 minutos, tocó la puerta desesperadamente, salí a abrirla.

—Cuéntame bien todo lo que pasó— dijo muy preocupado.

—Estaba contándome algo que pasó, de pronto empezó a llorar desconsoladamente, y salió corriendo de la casa rumbo al bosque, intenté detenerla, te lo juro pero no pude—

—Joder, es casi la una de la mañana, esto no está bien, Lava corre peligro, llamaré, a papá—

—No creo que sea buena idea llamar a tu papá, seguro no va querer ayudar—

—Claro que va querer Gina, mi padre es un muy buen policía—

—Tan bueno como para quedarse entre las plantas mientras estabas aquí, y al marcharte insultar a Lava y decirle fácil—

—¿Qué de qué hablas?—

—Nada, no me hagas caso, llámalo si quieres, tal vez quiera ayudarte—

Isaac sacó su celular y le marcó a su papá, no se que se dijeron, puesto que Isaac se alejó de mí para hablar.

—Listo, ya viene para acá con un grupo de sus hombres para iniciar la busqueda—

Yo estaba desperada, caminaba de un lado a otro, le marcaba a Lava, Isaac también le marcaba, solo nos mandaba a buzón, pasados unos 40 minutos llegaron el detective Monroy y su gente, empezaron a desplazarse.

—Yo voy con ellos— dijo Isaac.

—No, nosotros 3 nos quedaremos aquí, ellos están entrando para esto, vos no hijo, además llevan radiocomunicadores, en cuanto sepan o encuentren algo lo sabremos— dijo el detective.

Yo empecé a llorar, Isaac me abrazó, —si algo le pasa a Lava yo me muero, yo no puedo vivir sin ella, no puedo y tampoco quiero—

—Tranquila Gina, seamos positivos, Lava estará bien— dijo Isaac.

•••

6:02 a.m. ya había amanecido, llega la peor de las noticias al radiocomunicador.

«Señor hemos encontrado el cuerpo sin vida de una mujer entre 20 y 25 años, pelirroja».

Continuará...

- Lissbeth SM.

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