LA PRINCESA DE LAS ROSAS (Capítulo 69)

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Vi a Isaac directamente a los ojos, él bajó la mirada, Darián tenía una sonrisa de triunfo en su rostro, yo tenía el corazón totalmente colapsado, quería llorar, pero no, no iba a darle ese gusto a Darián, y tampoco iba a darle poder a Isaac para que supiera que me estaba hiriendo, así que fingí la sonrisa lo mejor que podía, caminé hacía ellos, tomé la invitación,
—pero que amables, ahí estaré, por nada del mundo me perdería una fiesta de compromiso como la de ustedes, tan llena de respeto, amor y fidelidad, es algo de lo que una siempre quiere ser testigo— dije.

La sonrisa de Darián desapareció de su rostro, Isaac volteó a verme, sus ojos estaban llenos de lágrimas, yo seguía sonriendo, y como si hubiese sabido lo que pasaba, apareció mi salvador, Dante.

—Buen día, amor vine por vos para que vayamos a comer— dijo dándome un pequeño beso.

Darián volteó a verlo, y luego volteó a ver a Isaac que para ese momento ya rodaba una lágrima por su rostro.

—Bueno, nosotros nos retiramos, también iremos a comer, los esperamos en nuestra fiesta— dijo Darián, saliendo de la florería de la mano de Isaac.

En cuanto salieron me desmoroné, Dante me sostuvo, —sácame de aquí, llévame a casa, llama a Augusto, a Tessa, tengo un plan— dije limpiando las lágrimas.

—Ya te están esperando en casa, por eso vine por vos pequeño tomatito Cherry— dijo Dante, haciéndome reír.

Llegamos a casa, corrí a tomar a Aisha entre mis brazos, la abracé, la besé, jugué con ella un rato, reímos mucho, parecía que Aisha me conocía de siempre; y eso me hacía sentir feliz y a la vez culpable, porque recordé cuanto odié estar embarazada de ella.

Aisha se quedó dormida, fui a la sala con mi familia, todos comían entre risas, me senté a la mesa con ellos, comimos.

—Ya tengo un plan— dije.

Todos se me quedaron viendo, a la espera de lo que iba a decir.

—Hoy recibí esto.— dije, poniendo la invitación a la fiesta de compromiso de Darián e Isaac.

—Yo también recibí una— dijeron Augusto y Tessa.

—Perfecto mi idea es esta, iremos todos a la fiesta, Tessa y papá con la invitación de Tessa, Augusto con la tuya obviamente; Dante y yo; iremos con la que recibí yo, la cosa es así, el detective Francisco anda encandilado con Peonía, lo que quiere decir que ella y Sonia estarán en esa fiesta, necesito que saquemos a Peonía y Sonia de esa fiesta, las llevemos a la cabaña perdida en el bosque, y de ahí en adelante nos encargaremos Emily; Lava, Luar, Patrick y yo, Luar se encargara de poner el clima a nuestro favor.— dije.

Todos me veían asombrados, la fiesta es mañana en la noche, tenemos todo un día para preparar y planear todo bien.

—Yo conseguiré armas— dijo Dante.

—Yo un auto— dijo Augusto.

—Tessa y yo nos encargaremos de poner que Peonía y Sonia en el lugar preciso— dijo papá.

—Yo me encargo de crear la distracción para que nadie se de cuenta que se las llevan.— dije.

Empecé con los arreglos florales para la fiesta, Dante, Tessa y papá me ayudaban con todo, llegó el día de la fiesta, temprano fui y coloqué todos los arreglos en su lugar, sería en un jardín precioso, al aire libre, nos sirvió para ver por donde sacaríamos a Peonia y Sonia, después de eso me encerré en mi cuarto y escribí una carta que le daría a Isaac.

En la tarde le di control de mí a Lava, para que pintara mi cabello de un rojo aún más fuerte, que fuera por un vestido, zapatos y me maquillara, nadie era mejor para ello que Lava.

Faltaba aproximadamente media hora para la fiesta, cuando volví a tener control de mí, y me vi al espejo, me veía preciosa; el cabello rojo fuego, un vestido rojo estilo princesa unos zapatos de tacón de aguja, un maquillaje discreto pero perfecto.

Todos me esperaban en la sala de la casa, cuando salí, todos me vieron asombrados, pero jamás olvidaré la forma en la que me vio Dante, es como si hubiese visto magia, se acercó a mí y me dio un beso, —no cabe duda que tengo a mi lado una princesa— dijo.

Sonreí, y salimos camino a la fiesta, llegamos, el lugar estaba lleno de autos lujosos, Darián e Isaac estaban en la entrada, Darián llevaba un vestido blanco, y un maquillaje fuerte, en cuanto Tessa la vio me volteó a ver —la tipa va odiarte más ahora que te vea, te ves mejor que ella, vas a brillar en una fiesta donde debería brillar ella— dijo, sonreí y bajamos del auto.

En cuanto Darián me vio, hizo una cara de desprecio, e Isaac no podía dejar de verme, llegamos justo a la entrada.

—Buenas noches— dijimos Dante y yo.

Ellos nos saludaron muy cordiales, entramos y oh sorpresa, La Quinta Cuerda  era la encargada de amenizar la fiesta con sus preciosas melodías, se me hizo un golpe bajo por parte de Isaac, el sabía cuanto me gustaba ese quinteto.

Más al fondo nos cruzamos con el detective, Peonia y Sonia, se acercaron a nosotros.

—Vaya que hija tan hermosa tengo.— dijo Peonía al verme.

—Lastima que no sea una dama como usted, querida Peonía.— dijo el detective.

—Para empezar, yo no soy su hija señora, y que bueno que ser una dama para usted sea vender una niña de 9 años; y obligarla a tener sexo con viejos, ah y asesinar personas inocentes.— dije.

El rostro del detective cambió, Dante, y yo nos retiramos de ahí, y nos fuimos a la mesa con papá, Tessa y Augusto.

El quinteto seguía tocando, yo realmente estaba disfrutando la noche, de pronto el maestro de ceremonias, anunció a la pareja de enamorados, los dos fueron a la pista, y abrieron el baile, ninguno de los dos sonreía.

Terminaron de bailar, se fueron mesa por mesa para hacer el brindis, justo antes de llegar a nuestra mesa, —prepárense posiblemente esta sea mi oportunidad de distraer a todos— dije.

Se acercaron a nuestra mesa, hicieron un brindis, yo vi a Isaac a los ojos, empezó a sonar la canción sin ti, él me vio, y sin importarle nada, —Lava, me permitís esta pieza— dijo.

Darián volteó a verlo inmediatamente, Dante me vio, —si a tu prometida no le importa, con gusto— respondí, —no, no me importa, adelante, dijo Darián, fingiendo no darle importancia.

Isaac extendió su mano, la tomé, me llevó al centro de la pista, los demás nos veían y bailan a la vez, empezamos a bailar, y todos poco a poco fueron saliendo de la pista, —te ves preciosa— dijo Isaac, yo no respondí.

Cerré los ojos, —Lu, ayúdame— pensé. recostándome en el pecho de Isaac, luego levanté la mirada y vi fijamente a Isaac, luego vi al cielo, y empezó a tronar y relámpagos empezaron a iluminar el cielo.

—Te extraño y he sido un completo idiota, entiendo el porqué Luar esta haciendo esto, entiendo que me odie.—

—Nadie te odia Isaac, yo soy incapaz de odiar y a vos te amé, te amé más allá de mis propios límites, hubiese dado todo por vos, aún en medio de tu juego quise mostrarte cuanto te amaba, en mi vida vos eras el único, y juro que te di todo lo que nunca había dado, pero ahora cada quién está donde debe de estar, se feliz flaquito—, dije dándole un beso en la boca, que él correspondió, y en ese momento empezó a llover demasiado fuerte, el viento levantaba manteles, carpas, todo, saqué la carta de entre mis pechos, se la di a Isaac,
—léela después de que todo termine— dije, volviendo a besarlo, de pronto sentí que me jalaron del brazo con fuerza, era Darián, que intento cachetearme, —ni se te ocurra—
dije levantando una mano y aventandola a un lado, salí de la fiesta, todos corrían, todos gritaban, Dante me esperaba en la entrada en el auto, —ya están en la cabaña
— dijo.

Volteé a verlo tenía los ojos como encendidos, parecía que tenía rubíes.

—Hola Dante, permíteme presentarme, soy Luar.— dije.

Continuará...

- Lissbeth SM.

NOTA DEL AUTOR: SI QUERÉS ESCUCHAR LA MELODÍA QUE SE MENCIONA EN ESTE CAPÍTULO TOCADA POR EL QUINTETO QUE SE MENCIONA VE A LA PÁGINA DE FACEBOOK.

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