LA PRINCESA DE LAS ROSAS (Capítulo 22)

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Abrí la puerta y encontré a Valdor sobre Gina, golpeándola, sentí que la sangre me hirvió y se me subió a la cabeza, Gina lloraba, y Valdor estaba tan enfurecido, que no notó mi llegada, contuve mi furia, y me dirigí a mi cuarto, saqué una daga que tenía en mi clóset, y entonces hablé con Patrick.

—Como en los otros casos voy a necesitar de tu ayuda Patrick, sin tu fuerza no puedo hacer nada— dije.

—Sabes que me encanta cuando hacemos esto, pero... ¿Estás segura que querés hacerlo frente a Gina? Esto puede llevarnos a la cárcel— dijo Patrick.

Entonces escuché el grito de Gina, eso me dio la fuerza que me faltaba.

—Si estoy segura— respondí.

Sentí como Patrick se apoderó de mi cuerpo, sentí su fuerza, su coraje, su deseo de sangre, empuñé la daga, y me dirigí a la sala, Gina me vio llegar pero no puso a Valdor sobre aviso.

—Suelta a mi hermana, maldito— dije

Valdor se me quedó viendo y empezó a reír, —ay, que ternura ¿qué pensás hacerme? Te vas a cortar princesa, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja— dijo.

—No vengo sola Valdor, me acompañan todos mis demonios—

Valdor se fue encima de mí intentando golpearme, le di un puñetazo la cara, haciéndolo caer al suelo, en ese momento Valdor me vio, y pude ver el miedo en sus ojos.

—Vas a rogar nunca haber tocado a mi hermana— grité.

Lo tomé por el cuello y lo estaba asfixiando.

—Lava no, espera— gritó Gina.

—Gina mi amor, yo sé que me amas y que ibas a reaccionar, vos sabes que todo esto es por tu culpa, por no obedecerme— dijo Valdor.

—¿Es en serio, Gina?—

—Si Lava, es en serio, detente, si vas a hacer que se arrepienta, quiero ayudarte—

En cuando escuché a Gina decir eso, me asombré demasiado.

—¿Estás segura Gina? Si sabes que voy a matarlo, ¿verdad?—

—Sí, estoy segura, juntas hasta el manicomio o el cementerio, lo ocurra primero— respondió Gina.

—Oh vaya, la niña tiene agallas, eso me encanta— susurró Patrick.

—¿Qué van a hacerme, malditas locas?— gritó Valdor.

—Vamos a hacer que te arrepintas de haber golpeado a mi hermana, está será la última vez que le hagas daño una mujer— respondí clavando la daga en su estómago.

Valdor gritó, lo obligué a abrir la boca, Gina le sostuvo la cabeza y entonces le corté la lengua.

—Ahora me toca a mí— dijo Gina.

—Solo no lo mates Gina, que eso me toca a mí— respondí, dándole la daga.

Caminé hacía la habitación de Gina y tomé una de las rosas que Gina tenía en un jarrón en su mesita de noche, salí y vi a Gina.

—Te amaba Valdor, yo te amaba, no tenías que hacerme daño, no tenías que golpearme, ¡te odio!— gritó encajando la daga en el estómago del maldito de Valdor.

—Suficiente Gina, es hora de terminar con esto, dame la daga— dije.

Gina me la dio, empuñé la daga junto con la rosa y se la clavé en el corazón, y así corté de tajo con el problema de Gina.

Gina se me quedó viendo, las dos estábamos llenas de la sangre de Valdor, Gina me abrazó.

—Lava, vos sos el asesino de las rosas, ¿verdad?—

—Si, yo soy el asesino de las rosas, quiero limpiar este lugar de todas las personas que abusan, violan, golpean— respondí.

—¡Yo quiero ayudarte!—

—Ya veremos, por ahora debo deshacerme del cuerpo de Valdor, vos encárgate de limpiar acá y no le abras la puerta a nadie dije.

—Gracias Patrick— dijo Gina.

—Ay es muy inteligente esa niña— dijo Patrick.

Cargué a Valdor, lo saqué de la casa envuelto en plástico, lo llevé muy lejos de nuestra casa y lo dejé en un terreno baldío, luego conduje de regreso casa, cuando regresé a casa Gina había limpiado todo, se había bañado y ya estaba dormida.

Me metí a bañar, le agradecí a Patrick por su ayuda, luego me metí a la cama, estaba por amanecer, Isaac vino a mi mente, así que tomé mi celular y le envié un mensaje.

«¿Me dejarías endulzarte un poquito la vida?»

Pasaron unos quince minutos antes de que respondiera.

«Ya lo haces, Lava»

«No respondiste mi pregunta, ¿me dejas endulzarte un poquito la vida?»

«Si❤» respondió.

Me emocioné tanto, dormí tres horas, luego me levanté, Gina aún dormía, así que le dejé el desayuno listo y una nota «No salgas, no hables con nadie, en la noche te diré que haremos, me fui a trabajar, te amo hermana».

Me dirigí a la florería, jamás imaginé la sorpresa que me tenía preparada la vida.

Continuará...

- Lissbeth SM.

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