LA PRINCESA DE LAS ROSAS (Capítulo 37)

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Me besó, Isaac me besó antes de que yo terminara de decir lo que iba a decir, no me importó, sus besos calmaban todo, incluso mis demonios, cuando Isaac estaba cerca de mí, todo se tranquilizaba en mi interior, podía olvidarme de todo, no escuchaba voces, no sentía miedo, no tenía ganas de morir, ¡él me había quitado los deseos de morir! Siempre quise irme y dejar de sentir todo, ahora gracias a él quería quedarme y sentir lo que era que un hombre como él me viera como magia, aunque fuese por un instante pues sabia que eso no podía tardar mucho, las mujeres como yo, lastimadas, heridas, hechas pedazos, con voces en la cabeza y sangre en las manos, echan a perder todo lo que tocan, lo contaminan y aunque esta vez no quería hacerlo, sabía que consiente o inconscientemente lo haría y eso me iba a destruir lo poco que quedaba en pie.

—No volvas ha hacerme esto por favor, no estoy listo para perderte Lava, yo te quiero en mi vida, para siempre.— dijo Isaac.

—¿Hacerte qué? ¿Crees que todo esto es porque yo quise?—

—Es que sino hubieras salido de tu casa no estarías en este estado.—

—¿Qué te pasa Isaac? No podés venir aquí solo a besarme y luego reclamarme, ni siquiera sabes todo lo que yo pasé, pero sos tan egocéntrico y egoísta que solo pensás en vos y lo que vos sentiste, vete por favor.—

—Buenas noches, disculpen la hora, pero quise venir a interrogar a la señorita— dijo el detective interrumpiendo la discusión que tenía con Isaac.

—Papá, ella aún no está bien— dijo Isaac.

—Pues yo la veo perfectamente, así que si me permites, señorita Lava Barshá ¿podría decirme que pasó la noche que usted desapareció?—

—Déjanos pasar a la zorra y a mí o no vas a salir de esto— dijo Patrick.

—Adelante— dije.

—¿Qué, a qué se refiere?— dijo el detective desconcertado.

En ese momento Lava empezó a llorar y temblar, se tocaba los pechos luego subía sus manos a la cabeza, y entonces apareció Patrick con su frialdad.

—Esa noche después de escuchar todos sus insultos (en cuanto dije eso, el detective bajó la mirada e Isaac lo vio con enojo) empecé a llorar, y sentí que necesitaba aire, así que salí corriendo sin pensarlo, llegué al bosque como había luna llena se veía todo a la perfección, de pronto de entre la oscuridad apareció una chica con un look similar al mío, iba llorando, desesperada me pidió ayuda, dijo que la iban siguiendo, nos escondimos juntas entre los arbustos, y saqué mi celular para marcar y pedir ayuda (en ese momento Lava expulsó un grito desgarrador, uno con que me asustó hasta a mí) pero justo cuando iba a marcar, alguien me tomó del cabello, y también a la otra chica, nos arrastró entre los matorrales, llegamos a una cabaña, nos tiró al suelo, el tipo usaba pasamontañas, y vestía todo de negro, botas militares negras, y guantes, también negros, nos ordenó desvestirnos, que nos quedáramos solo en ropa interior, las dos temblabamos de miedo, pero lo hicimos.—

En ese momento Lava llevo su show al máximo, lloraba desconsoladamente, temblaba, yo observaba todo desde un rincón de mi mente, no entendía nada.

Isaac me abrazó, —Ya déjala en paz papá, ¿no ves cómo está?— dijo, Lava volteo a verlo, y le tocó el rostro —tranquilo mi amor, puedo con esto— dijo entre sollozos, cuando la escuché decir eso me asusté, yo jamás le diría así a Isaac, pero Isaac sonrió con asombro y su papá arrugó la cara.

Continúe diciendo... —Luego le dijo a la chica que se pusiera mi ropa, y también una cadenita que papá me regaló, se acercó a mí y... (el llanto fue más fuerte y desgarrador) empezó a tocarme, a olerme, luego se volteó y golpeó a la chica en la cabeza, la chica cayó desmayada, el se volteó a verla, aproveché su distracción, tomé un trofeo que estaba en la repisa al lado mío, lo golpeé fuerte, no cayó pero se desorientó, salí de ahí en fila interior, descalza, y corrí, corrí con todas mis fuerzas, y es lo último que recuerdo.—

—Entonces ¿no recuerda cómo fue que llegó a la calle y fue atropellada?—

—¿Qué, me atropellaron?—

—Sí, corroboraré datos con el señor Dante, para saber como estuvo todo, como fue que la encontró, buenas noches— dijo el detective saliendo de la habitación.

—¿Quién es Dante?— Pregunté.

—El mequetrefe que te encontró, que resultó ser hermano de Tessa, un perfecto idiota— dijo.

—Un idiota que me salvó la vida, quiero conocerlo, llámalo por favor, lo haría yo pero perdí mi celular, y no tengo su número.—

Isaac no dijo nada y salió de la habitación.

—Ahora si Patrick, ¿qué carajos fue lo que hiciste? ¿Qué fue lo que en realidad pasó? Porque ni creas que me tragué el cuento que le echaste al detective.—

Justo en ese momento entró Isaac, —Hablamos después Patrick, de esta no te vas a librar— susurré.

—Ya hablé con Tessa, dice que justamente venían hacía acá, porque Dante quiere conocerte— dijo Isaac.

—¿Cómo que conocerme? ¿Acaso no fue él quien me rescató?—

—Si, pero estaba tan drogado y ebrio que te confundió con una gacela— dijo Isaac.

Empecé a reír, —te ves preciosa riendo— dijo Isaac, acercándose lentamente a mí, y justo cuando estaba por besarme, abrieron la puerta.

—Hemos interrumpido a los tortolitos— dijo el tipo.

Levanté el rostro y lo vi, oh Dios era verdaderamente guapo, alto, fornido, rubio, ojos azules, labios rojos, barba, con uno pantalones de mezclilla, su chamarra de cuero, parecía un chico malo, de esos que las chicas quieren para intoxicarse la vida.

—Hola mucho gusto, soy Dante y lamento haberte confundido con una gacela; porque estás preciosa y serás mi esposa dijo, sonriendo.

Isaac se puso tenso y...

Continuará...

- Lissbeth SM.

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