LA PRINCESA DE LAS ROSAS (Capítulo 48)

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Traté de guardar la compostura, de no mostrar mi asombro por lo que él señor Augusto acababa de decir, sobre mi papá.

—Sí, él es mi papá— respondí.

—¿Tu papá, cuántos tenés?— Preguntó.

—Tengo 20— respondí.

—Es imposible que seas hija de Barshá, yo dejé Shartel hace 15 años y para entonces Miguel y su esposa no tenían hijos— dijo muy seguro.

El corazón me empezó a latir muy fuerte, sentía que me faltaba el aire, que iba a caer desmayada.

P: —No Larislava, no vas a desmayarte, ya basta de huirle a tus emociones, tienes que afrontarlas, saca esa fuerza que tenés cuando somos el asesino de las rosas, ya deja de caer como papel cada vez que tenés una dificultad, ¡reacciona, joder!— gritó Patrick y entonces me hizo tener valor.

—Mi hermana y yo somos hijas adoptivas del señor Barshá, él nos salvó la vida al adoptarnos— respondí muy segura.

—Ah, el buen Miguel Barshá, siempre ayudando a los más necesitados, ¿sabes? yo viví años en Shartel junto a mi primer esposa, pero...— sonó el teléfono del señor Augusto, respondió rápidamente, e hizo señas de que tenía que irse.

—Disculpa a mi esposo, es un poco preguntón, espero no te haya hecho sentir incómoda.—

—No señora Carola, no se preocupe, no pasa nada, para nadie es un secreto que mi hermana y yo somos adoptadas— respondí.

—Bueno, te quedas en tu casa, ven Aisha, vamos a tu habitación— dijo.

Aisha se abrazó a mi cuello, no quería irse con su madre, se negaba a soltarme.

—Ven acá niña estúpida, estoy cansada de tus berrinches de niña mimada, de no ser por nosotros estarías en la calle, sos una malagradecida— gritó la señora Carola, mientras jaloneba a Aisha.

En ese momento me hirvió la sangre, la madre cariñosa que había sido frente a mí, no era la que estaba jaloneando a Aisha en este momento, era un maldito monstruo violento, y yo tenía que hacer algo.

—Señora, tranquila a mí no me molesta trabajar con la niña en brazos, no tiene que gritarle, ni decirle cosas tan hirientes; y mucho menos tiene que jalonearla— dije tratando de mantener la calma.

—Tenés razón linda, una disculpa jamás me había pasado esto, pero el estrés por la fiesta de la llegada de Aisha a nuestras vidas me tiene mal, cansada, trabaja, ya cuando termines me hablas, y vengo por la niña— respondió.

•••

Pasé la siguiente semana trabajando en los arreglos para la fiesta de Aisha, buscaba ver al señor Augusto otra vez, quería saber quién era.

Llegó el día de la fiesta e Isaac fue conmigo para ultimar detalles que faltaban, desde que llegamos Aisha corrió a mis brazos, yo la cargué y la llevé a donde estaba colocando los arreglos, me puse a trabajar y me distraje, cuando volví a ver; Isaac y Aisha jugaban con unos tulipanes, él la tenía cargada y ella tocaba su barba, sin que se dieran cuenta, tomé mi celular y capturé ese momento, en verdad verlos así, para mí fue lo mejor del día.

Me acerqué a ellos; y en cuanto Isaac me vio me besó, dulcemente, yo sonreí, —ay que bonitos se ven, parecen una linda familia— dijo la señora Carola.

—Algún día lo seremos— respondió Isaac y yo sonreí de la emoción.

—Oye Lava, queríamos invitarte a ti y un acompañante a la fiesta, le has caído muy bien a mi esposo y queremos que seas una invitada especial.— dijo Carola.

LA PRINCESA DE LAS ROSAS Where stories live. Discover now