LA PRINCESA DE LAS ROSAS (Capítulo 70)

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—Mucho gusto señorita Luar, soy Dante, quiero agradecerle por ayudar a Lava con esto— dijo Dante.

—Nada que agradecer eso hace una por las amigas, ahora le traeré de regreso a su chica, llámenme cuando me necesiten— dije.

—¿Ya estás de vuelta tomatito?— preguntó Dante.

—Si, ya estoy aquí, llévame de inmediato a la cabaña, necesito acabar con esto, necesito terminar con ellas—

Dante condujo lo más rápido que pudo, nos metimos en el bosque, y llegamos a la cabaña, papá, Tessa y Augusto nos esperaban fuera, bajé del auto, y la tormenta era muy fuerte, —pueden irse todos, no tienen porque ser testigos de lo que haré, tampoco tienen que ser cómplices, así que salgan— dije.

—Yo me quedo— dijo papá.

—Yo también— dijo Tessa.

—Y yo— dijo Augusto.

—Creo que mi respuesta ya la sabes— dijo Dante.

Entramos a la cabaña, Peonía y Sonia estaban amarradas y amordazadas, me veían con temor.

—Pero mira nada más, ahora ya no son tan valientes, ¿no? Ahora ya no son esas perras nos maltrataban a Gina y a mí, hoy les tengo una sorpresita, bueno a decir verdad, son varias— dije.

Luego me acerqué a ellas y les quité la mordaza, voy a empezar mostrándoles un regalo que seguramente las hará llorar, un poco nada más, le hice una señal a Dante y él me dio un folder, lo tomé.

—Así que las señoras pusieron en venta sus casas, pues... ¿qué creen? Esas casas las he comprado yo, ahora sus pocilgas me pertenecen— dije.

—No me importa quién tenga la casa me importa todo el dinero que he recibido por ella— dijo Peonía.

—Ja, ja, ja, ja, ja, ja, he ahí el otro detalle Peonía; te las han pagado con dinero fácil, no tenés ni un quinto.—

—Sos una hija de puta, Francisco va a ayudarme con todo, cuando le diga lo que hiciste— dijo Peonía.

—Nadie va a ayudarte después de hoy, Peonía, cometiste un grave error y ese fue asesinar a Gina, con ello me quitaste a una de las personas más importantes de mi vida, y por eso yo te haré lo mismo, hoy no vas a morir Peonía, pero si vas a ver morir a quien más amas, a tu única amiga, Sonia.—

Peonía me vio con furia, Sonia con miedo y empezó a llorar, —no vas a hacerle nada a Sonia no tenés el valor, nadie de los aquí presentes lo tiene, ja, ja, ja, ja,— dijo Peonía.

—Efectivamente Peonía tal vez ellos no tengan el valor, pero yo sí— dije dejando a Emily tomar el control por ese momento.

—No Emilily, aléjate de ella, no toques a Sonia, es lo único que tengo— suplicó Peonía.

—Gina también era lo único que yo tenía, y ella no le hacía daño a nadie y le quitaste la vida, no tuviste compasión de ella— grité tomando uno de los cuchillos que Dante había traído para mí, y le hice una cortada a Sonia en el rostro, Sonia gritó de dolor, yo reí, —déjala en paz, haz conmigo lo que quieras pero deja a Sonia en paz— dijo Peonía.

Me le quedé viendo a los ojos y ahora le hice otra cortada a Sonia en el brazo, Sonia gritaba y sangraba, Peonía no paraba de llorar, así fui haciéndole cortadas a Sonia en cada extremidad de su cuerpo, —Hija mía, por favor ten piedad de nosotras— dijo Peonía entre lágrimas.

Entonces tomé una rosa y una daga y vi a Peonía a los ojos, —nunca más vuelvas a llamarme hija, esto es por Gina— grité clavando la daga y la rosa en el corazón de Sonia, en ese instante, el cielo dejó salir un estruendo, relámpagos y truenos, la lluvia fue peor; Sonia cayó muerta, —nooooo, Sonia, noooooo— gritó Peonía.

—Piensa bien lo que dirás y harás, porque de aquí en adelante, te juro que me voy a cobrar una a una las que me has hecho, no vuelvas a asesinar a nadie intentando culparme, no hagas más estupideces, como la que hiciste al asesinar a Carola, para querer inculparme, salgan todos de acá, nos vemos en casa, Dante y yo nos iremos juntos— dije.

Todos se fueron muy rápido, yo solté a Peonía, tomé la cuerda con la que estaba amarradas y empecé a golpearla, golpe tras golpe, de pronto Peonía levantó la cabeza, me vio a los ojos —Honra a tu parte y a tu madre— dijo, —ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, eso ya no te funciona conmigo, querida— dije dándole un último golpe, Dante y yo salimos a toda prisa en el auto, nos dirigimos a mi casa, entramos a toda prisa, ya nos esperaban todos, me quité el vestido manchado de sangre; damelo aquí, iré a dejarlo a mi casa— dijo Tessa, ella me dio ropa me cambié en el cuarto de Gina, Tessa y Augusto se fueron a toda prisa, papá sacó los juegos de mesa, nos pusimos a jugar él, Dante y yo.

De pronto tocaron a la puerta, Dante se puso de pie, papá y yo seguimos jugando.

—buenas noches— dijeron, era el detective.

—¿En que podemos ayudarle?— preguntó Dante.

—Esta noche ha habido un nuevo asesinato perpetrado por el asesino de las rosas y hubo una testigo que asegura que la señorita Barshá es el asesino de las rosas, y ustedes la ayudan— dijo el detective.

—Ja, ja, ja, ja, deje de bromear detective— dije.

—No es una broma, señorita— dijo en tono serio.

—Pues verá nosotros estábamos en la fiesta de compromiso de su hijo creo que usted nos ha visto y luego con ese torrencial hemos venido a casa.— respondí.

—¿Tienen como comprobar eso?— dijo el detective.

—Claro, con este recibo de las pizzas que ordenamos, el repartidor nos vio a todos aquí, y además nosotros mismos podemos dar fe de quienes estaban— dijo papá.

—¿Y los demás dónde están?— preguntó el detective.

—Aquí estamos, fuimos por helado, ¿eso está prohibido?— dijo Tessa, entrando al lado de Augusto y cada uno llevaba helado en la mano.

—Perfecto, señorita ¿dónde está su vestido? Necesito verlo— dijo el detective.

En cuanto dijo eso, sentí que todo iba a fallar, el vestido no estaba.

—En su habitación, ¿dónde más va estar, no prende que ella juegue con el vestido de gala puesto o si?— dijo Tessa.

—¿Puedo verlo?— dijo el detective.

—Claro, sígame— dije, llevándolo a mi habitación, cuando abrí la puerta mi vestido estaba ahí y durmiendo sobre él mi hija Aisha.

—Oh vaya tienen a una niña acá— dijo el detective muy asombrado.

—¿Desea algo más detective?— Pregunté.

—No señorita, disculpe— dijo el detective saliendo de casa.

En cuanto se fue, caí sentada en el sofá, —¿en qué momento trajeron a Aisha, pidieron pizza y el vestido de dónde lo sacaron?— Pregunté aliviada.

—Todo fue idea de Dante, porque pensó que esto podía pasar y el pidió otro vestido igual al que usarías— dijo Tessa.

Abracé a Dante, luego nos abrazamos todos, —gracias por todo— les dije.

•••

UN MES DESPUÉS

Se acercaba Halloween y justo ese día era el cumpleaños de Dante, el último mes él y yo lo habíamos pasado juntos, entre besos, abrazos, y caricias, pero nada más.

Ese día le ayudaba a planear su fiesta de disfraces, Dante quería invitar a todo Carbesh, nos despedimos, y después de un mes recibí un mensaje de Isaac.

—Aún no termina, te quiero♡— decía.

Lo que era una señal de que aún no leía la carta, de pronto llegó otro mensaje...

—Ah y decile a tu novio que gracias por la invitación a su fiesta de cumpleaños, ahí estaré sin falta.—

Continuará...

- Lissbeth SM.

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