LA PRINCESA DE LAS ROSAS (Capítulo 30)

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ISAAC

En cuanto escuché lo que le dijeron a papá por medio del radiocomunicador, sentí algo en el pecho que no puedo explicar, era dolor, mucho dolor, enseguida abracé muy fuerte a Gina, quien dio un grito desgarrador y cayó destrozada al suelo, estaba vuelta loca, no podía contenerla, daba gritos, golpeaba el suelo, de pronto se puso de pie, limpió sus lágrimas y se dirigió a papá, se paró frente a él, papá la veía desconcertado y cuando menos lo esperaba, Gina le soltó una bofetada, yo corrí y la abracé de nuevo.

—¡Calmate Gina!—

Gina se volteó y volvió a ver a mi papá, —usted la insultó, la hizo sentir poca cosa para su hijito, le dijo fácil, usted la juzgó sin conocerla, sin saber la gran mujer que Lava era, la humilló, y ella no lo merecía, cualquier hombre, Isaac, Pedro, Juan, quien sea es poca cosa, para la gran mujer que era Lava, usted no tiene idea de donde viene y todo lo que tuvo que pasar para ser la mujer que era, era decente y trabajadora señor, no somos millonarias, pero todo lo que tenemos, Lava se lo ganó trabajando duro, no nació en cuna de oro como Isaac o la mujer con quien la comparó, ¡Lava no tenía comparación! Y usted la hizo sentir que no vale nada— gritó Gina.

Papá se quedó callado y saltó los ojos, parecían platos, yo solté a Gina asombrado.

—¿A qué te refieres Gina?— pregunté con un nudo en la garganta.

—Que te lo diga tu papá, él es el mejor para explicarte todo—

—Papá, ¿es verdad lo que dijo Gina?—

—Hijo, yo solo me preocupo por tu bienestar—

—¡Jodeeeeeeer papá! Lava era mi amiga y es una mujer maravillosa, no debiste, no tenías derecho— dije, golpeando la pared.

«Señor, la mujer que encontramos está boca abajo, no tiene dedos y tiene el rostro totalmente desfigurado, y tiene una rosa roja en la mano».

Todos escuchamos y Gina no podía dejar de llorar, —¡pregúntele como va vestida!— dijo Gina.

«¿Cómo va vestida?» preguntó papá.

«Señor lleva un vestido blanco»

—¡Nooooooooo, es Lava, maldita sea es Lava!— gritó Gina.

Yo sentí que el mundo se me vino encima, mi luna se había apagado, no podía creer que no volvería a verla sonreír, no iba a verla jugar con su cabello rojo cuando se pusiera nerviosa, o morderse los labios y tocarlos cuando me veía verla, se me acaba de oscurecer el cielo en plena mañana, se me fue Lava.

A pesar de mi orgullo y mi ego no pude evitarlo, las lágrimas empezaron a salir solas, mi papá intentó acercarse a mi, me hice a un lado, me acerqué a Gina, y lloramos juntos.

—¿Cómo le voy a decir esto a papá? Se va morir de dolor, Lava era la niña de sus ojos, Lava le daba alegría a papá, ¿cómo le digo que se nos fue?— me preguntó Gina entre lágrimas.

No supe que decir, me quedé callado, todo mi cuerpo temblaba, todo mi cuerpo se sentía pesado, por mi mente pasaban imágenes de Lava riendo, los chocolates que me había enviado, sus abrazos, sus besos, sentía algo en el pecho que me estaban rompiendo.

—Llévame con ella Isaac, por favor llévame con ella— dijo Gina.

La tomé, nos subimos al auto con papá, y nos dirigimos a donde estaba el cuerpo.

•••

DANTE

Today I don't feel like doing anything
I just want to lay in my bed
Don't feel like picking up my phone,
So leave a message at the tone
Because today I swear I'm not doing anything🎶

La canción de Bruno Mars sonaba a todo volumen en el estero de mi auto, mientras conducía a toda velocidad por la carretera, era temprano, venía de una fiesta llena de excesos, traía una resaca que parecía salida del mismo infierno, pero me la había pasado bien.

Hacía mucho frío, me vi por el retrovisor de mi auto y me veía jodidamente guapo, con mis lentes oscuros y mi chamarra de cuero, perfecto para cualquier mujer, soy un Dios, vaya que lo soy.

Jamás voy a olvidar este día, ahora lo sé, fue el día que me marcó para siempre.

En medio de la nada, apareció, tuve que esquivar rápido, ¡malditos animales! Siempre a mitad de la nada, me bajé del auto para ver el golpe.

—Pero que mierda es esto—

Continuará...

- Lissbeth SM.

LA PRINCESA DE LAS ROSAS Where stories live. Discover now