Prefacio

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Advertencia:

¡Hola! Obra totalmente de mi autoría.

Esta historia posee contenido para mayores de dieciocho años: temas oscuros, lenguaje obsceno, trastornos mentales y escenas de violencia. Puede que los personajes no sean lo que esperes. 

Esta es una historia de ficción y se tocan temas sensibles que no deberían ser romantizados.

Prepárate para leer y bienvenidos a mi debut. (Primer capítulo disponible desde el 15/01/21).

Se supone que las historias de amor no son talladas en secretos, teñidas con dolor y selladas con una mentira, pero esto no es exactamente una historia de amor

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Se supone que las historias de amor no son talladas en secretos, teñidas con dolor y selladas con una mentira, pero esto no es exactamente una historia de amor.

A la edad de seis años, siempre veía a Aiden Jackson en el patio de la escuela, pero la primera vez que le hablé estaba ocultando un hematoma en una de sus mejillas infantiles. Cuando quise saber qué pasaba, sólo desvió sus llorosos ojos y me preguntó:

—¿Qué te importa?

No supe que responderle, por lo que se metió entre sus cortas piernas y me ignoró.

¿Había realmente algo tan malo en él como para atraerme de tal forma? Era como una polilla a luz.

Unas cuantas lágrimas espesas salieron de sus grandes ojos azules, y un suave y largo suspiro escapó de sus pequeños labios entreabiertos. No pude evitar, al ver sus sollozos, que algunas palabras compasivas salieran de mi boca.

Creo que esa vez, obtuve mi primera victoria. El lograr entrar en su pequeño mundo. Alguien me había dicho un día que la muerte no es la mayor pérdida en la vida. La mayor pérdida, es lo que muere en nosotros mientras vivimos. Pero el día que realmente lo conocí, no solo murió algo en mí, también vi morir a alguien más. En ese momento, supe realmente lo que significaba estar viva y que tan insignificante se volvía la existencia humana antes los ojos de otros.

Era demasiado ingenua como para darme cuenta de que todo había pasado tan rápido, como un asfixiante final sin aviso; en donde el tiempo me había quitado todo. Todo excepto la única razón por la que seguía estando viva.

Debí darme la vuelta y hacer como si no me importara nada, eso hacían los girasoles; ser indiferentes y mirar lo que les interesaba realmente, pero era tan narcisista como para aparte de él, solo interesarme en mí misma.

Me aferré a mis sentimientos y a la sangre de la víctima que nos había unido.

Puedes pensar que esta es otra historia de amor, pero no lo era. Sí, pudo haberlo sido. Pero ellos lo jodieron todo. Siempre lo hacían...

Lo amaba hasta un punto enfermo, en donde estaba dispuesta a hacer todo para conseguir un nosotros.

Mientras crecía, no me daba cuenta de la pequeña obsesión que estaba comenzado a desarrollar por mi retraído compañero de clases, de modo que, esto debe haber sido una historia de amor en lugar de una locura infinita.

Su existencia era la mía, lo había querido así. Desde la primera vez que puse mis ojos en él había sido mío, y desde que regresé del infierno solo quería darle una razón a mis deseos para seguir estando a su lado.

Así era como se sentía la más cruda y enferma de las obsesiones.

¿Qué tan malo podía ser arruinar la existencia de alguien más solo para seguir con la mía propia? Ellos lo habían hecho conmigo.

Aiden me había elegido a mí. No tenía otra opción.

En ese momento, él comprendió que la decisión entre Stacy y yo nunca había sido algo al azar. Era ese hilo rojo que estaba manchado de sangre a nuestro alrededor, y que por más que intentase tirar de el, el tiempo solo lo había hecho más y más fuerte.

La vida era como un eterno carrusel, claro, según yo. Mientras unos estaban encima, otros estaban debajo. A veces la felicidad de unos, dependía de la desgracia de otros.

Y para ser feliz debía deshacerme de Stacy. No me gustaba compartir. No me escuchó. Las quería lejos a todas. Especialmente a las pequeñas perras vengativas como ella.

Me pregunté si su acto infantil a los seis años de llamarme como su pequeño y brillante girasol había escrito el final de nuestras vidas. Quería pensar que realmente no era así, y que todo había sido a consecuencia del lazo invisible de la muerte que nos había unido aquella noche.

No importaba el tiempo que me tomara, ni a quien tuviera que matar primero. Si quería vivir, todos aquellos tendrían que morir. No era tan malo después de todo el no poder sentir ni un pequeño rastro de culpa.

No creo en las almas gemelas, pero si existiesen; yo sería la persona que iría a quemarse al fuego del infierno solo por él y regresaría con el mismísimo Diablo debiéndome un favor.

A pesar de que él siempre dijo que fui como un girasol en su vida, yo no era realmente eso. Me sentía más como un monstruo. Un monstruo que iba contaminando a todas las almas inocentes que se topaban en mi camino. No habían lunas o estrellas, solo existirían soles.

Aiden Jackson fue el hombre que se convirtió en la mitad de mi vida, pero en esa vida aún faltaba algo. El deseo de conseguir todos mis objetivos.

¿Conocen parejas mentalmente enfermas? Nosotros éramos una, viviendo en un mundo lleno de desgracia, sangre y dolor; en donde si no matas, te mueres.

Yo había sido su fiel seguidora.

Él debería odiarme.

Porque yo intenté odiarlo a él.

Pero al final, me di cuenta que nunca le devolvería su vida, pues le había entregado la mía.

Y yo me estaba quedando con la suya... para siempre.


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