Capítulo 22

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CAMINOS TORCIDOS:

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CAMINOS TORCIDOS:

No podría amar a un hombre tan puramente; hasta los profetas perdonan su oscuro camino. He aprendido que el amor es como un ladrillo, en el que puedes construir una casa o esconder un cadáver.


¿Alguna vez amaste tanto a alguien que lo creíste indispensable en su vida?

Yo sí.

Aiden había llegado a mi vida como avalancha, inundando mi mundo y mi mente. Lo que sentía por él iba muchísimo más allá de ese sentimiento efímero y mundano que las personas suelen llamar amor.

Había sido un sentimiento inexplicable, desde la primera vez que lo había visto, y que en vez de volverse aburrido luego de haber pasado la novedad, solo se había hecho más intenso.

Me había hecho alérgica a otras personas.

Era por eso que estaba tan rota, tan quebrada, tan jodida. Creía que toda la mierda que traía encima no me iba a servir para nada y mucho menos iba a funcionar como si nada la vida entre nosotros.

¿Pero qué podía hacer?

Solo ponerme mis pantalones de chica grande y sacar a la pequeña escoria del camino.

No sabía cómo enfrentarlo. Siempre había vivido bajo una máscara perfectamente imperfecta, en un mundo donde no sobrevivía el más fuerte. Sobrevivía el que jugara más sucio.

No había escogido ser de esta forma, mucho menos meterme en este mundo. Pero ahora, era la única forma que conocía para vivir.

Las personas no eran centros de rehabilitación. Es cierto, podía no entender los sentimientos ajenos, muchos menos empatizar con el resto de las personas, pero Aiden no era tan hábil como para que incluso su cuerpo lograra engañarme.

Lo perdonaría cuando su lengua me mintiera por culpa de su cerebro.

Realmente, solo tenía una opción. Esperar. Eventualmente iba a tener que lidiar con todos los problemas y los malditos trebejos que no había tomado en cuenta antes, porque obvio, ni siquiera sabía que existían.

No tenía el tiempo, ni las ganas de quedarme y pensar en sentimentalismos cuando era un huracán lleno de ira.

No tenía tiempo para dedicarle a un amor artificial.

Mi sed y deseo por Aiden se extendieron por mí sin razón alguna. Quería más que un amor calculado y con límite. Deseaba su alma entera.

Cuando llegué a casa, luego del juego, respiré profundo y me dejé caer al suelo de mi habitación. Ya había lidiando con pequeñas perras metiches, la del vestidor solo se estaba sumando a la ecuación.

Tal vez, este horrible comportamiento mío solo era el escudo y la autodefensa que utilizaba para contener todos mis delirios emocionales y las ganas de acabar con todos. La única forma de contenerme para no acabar cometiendo una locura. Me había convertido en una persona mentalmente enferma, con un interruptor que me hacía ver rojo, y que cuando era tocado no podía ser apagado por nada ni nadie.

Mátame Sanamente Where stories live. Discover now