Capítulo 7

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CELADA: CAYENDO EN LA TRAMPA

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CELADA: CAYENDO EN LA TRAMPA.

Así que puedes tirarme a los lobos. Mañana volveré, líder de la manada. Golpéame, déjame moretones; cada cicatriz construirá mi trono.


Al día siguiente de mudarme, el chisme ya se había extendido por cada rincón de los pasillos de la facultad. Todos conocían mi nombre, rostro e incluso habían memorizado la cantidad de fotos y la cifra de seguidores que contenía en mi perfil de Instagram.

Puntualmente, a primera hora de la mañana, me dirigí hacia las instalaciones de la universidad de Kelsen.

En el lugar, levanté la mirada y dirigí la vista hacia el campus. Me detuve por unos momentos en el edificio principal, observando sus torres cubiertas por ladrillo rojo y pilares altos.

¿Quién es feliz en su primer de clases? Créanme, yo lo era.

Caminé decidida hacia mi salón, pero a pesar de todo, no podía dejar atrás ese hormigueo de nerviosismo que llevaba conmigo en el estómago.

Ansiaba ir a clases. Era lo único que podía desligarme por unos segundos de todo lo que estaba acarreando en mi cabeza; la espera solo lograba alimentar desesperadamente mi deseo por equilibrar mi vida.

No iba a ser para siempre una niñata vengativa, necesitaba algo que lograra llenar el vacío existencial. Por todas esas razones, fue que seguí caminando por los pasillos con la cabeza en alto, observando todos los rostros de aquellas personas que no me conocían, pero que ya habían comenzado a hablar de mí como si fuera el último chisme caliente del momento.

En algún punto, yo iba a pasar a la historia. En un par de días ya no sería la última novedad y encontrarían otra primicia.

Quería poner una excusa del porqué estaba realmente ahí, engañarme y decir que no me interesaba verlo en lo más mínimo, pero no voy a mentirles. Me había apuntado a esa clase porque era la favorita de Aiden, incluso me había tomado el tiempo de revisar sus horarios y el plan de curso. Si había una posibilidad de encontrarme con él, por más mínima que fuese, la tomaría.

Hice acto de presencia de pasillo en pasillo, con una expresión imperturbable en el rostro, una que había estado perfeccionando durante las últimas semanas. Mis ojos recorrieron a los estudiantes, sin detenerme demasiado en sus caras. Ni muy pijos, ni muy guapos, pero sí muy pendientes de lo que había a su alrededor.

Fue curioso cómo en realidad nadie me notó durante mi primera semana aquí. Yo no era esa clase chica que bajaba la cabeza intimidada. Si iban a estar sobre mí como hienas, los enfrentaría.

Mientras seguí caminando, me percaté de que la campana aún no había sonado. Tenía exactamente cinco minutos para llegar al auditorio donde sería mi primera clase de historia. Mi plan no era llegar tarde, porque una chica como yo tenía que tener un plan. Odiaba la impuntualidad.

Mátame Sanamente Место, где живут истории. Откройте их для себя