Capítulo 24

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CONSANGUINIDAD:

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CONSANGUINIDAD:

Insano por dentro, el peligro me excita y no puedo evitarlo. Tengo secretos que ocultar. Me encanta el olor a gasolina, enciendo los fósforos para saborear el calor. Siempre me ha gustado jugar con fuego.


AIDEN

La primera vez que maté a alguien tenía quince años. Ese día me había ganado el infierno arrastrado a alguien inocente conmigo.

A veces sentía que le debía algo a Stacy; le había quitado la oportunidad de llevar una vida normal cuando nos conocimos, y luego al sacarla de mi vida, como un sucio trapo viejo, la había condenado a una vida llena de vicios, donde ella realmente no me importaba, ni siquiera como amiga.

En el pasado, cuando éramos críos, creí conocerla; pero no era así. Stacy era una persona que solo añoraba acabar con su vida.

Su vicio eran las drogas, el mío era la necesidad de drenar la mierda en mí. Podía vivir con ello y esa constante doble vida en la que de día era un jugador de fútbol, que de noche se convertía en cruel asesino despiadado.

El mundo jugando a ser Dios puede frío, solitario y a veces desdeñoso, pero es la forma en la que sabía vivir.

No sentía que la muerte de Stacy fuera mi culpa, porque yo no la había matado; pero, ¿y si había sido ella? De alguna forma, por Kira si me sentía responsable. La había hundido en este mundo lleno de mierda, en el que directa o indirectamente te convertías en un monstruo adicto a la sangre, pero claro, ella era la experta. Había crecido rodeada de ellos, en un lugar realmente jodido.

Sí, yo era el responsable de haber traído a Kira a la vida de Stacy; las dos habían ejercido un terrible juego de poder en el que lamentablemente una iba a terminar muerta.

Stacy nunca pudo aceptar el hecho de que no la quisiera cerca, y no había sido por capricho de Kira. Era más bien una cosa mía y de mi intuición. Pensé que con el tiempo aprendería a vivir con ello y que luego lo superaría, pero sus sentimientos solo se fueron intensificaron con el paso de los años.

Nos conocíamos de toda la vida y no podía ser un imbécil con ella tampoco.

Tenía prioridades y Kira era una de ellas. Era un enfermo, adicto a la sangre, que solo la había arrastrado a un mundo en donde si no matabas, te morías.

No confiaba en que mi voz no temblara, no confiaba en mí mismo para contener lo que quería decirle. No me era fácil lidiar con Kira, en serio; no podía. Su olor, la forma en que sonreía, su calor corporal. Demonios, ni siquiera podía respirar el mismo aire que ella sin sofocarme por un momento.

Y ese era el mayor problema de todos. Debía alejarme para no perjudicarla y sabía que ella se sentía de la misma forma conmigo.

En realidad, toda la mierda que ella estaba arrastrando me preocupaba. No sabía en quién confiar. No estaba seguro de si podía confiar en mí mismo o siquiera en Kira. Si algo le sucedía de nuevo, nunca me lo perdonaría.

Mátame Sanamente Where stories live. Discover now