Capítulo 32

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LAZOS ROTOS:

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LAZOS ROTOS:

Tus lágrimas no caen, se estrellan alrededor de mí. Tu conciencia llama a los culpables para que regresen a casa. Los momentos mueren, no oigo gritos. Las visiones que quedan dentro de mí se desvanecen lentamente ¿Me escucharías si llamo a tu nombre? ¿Me abrazarías si supieras mi vergüenza? 


AIDEN

Matar a alguien, listo.

Incitar a tu novia para que mate también a alguien, listo.

Ayudarla a esconder un cuerpo, tachen eso también.

Siempre he creído que hay una delgada línea entre ser víctima y convertirse en victimario. Muchas veces, las víctimas nos convertimos en victimarios al sucumbir a nuestros propios impulsos.

Nadie quiere vivir siendo un asesino, pero la vida nos hace ser de una forma que no podemos controlar. Para explicarlo mejor, en mi mundo vivía cadena alimenticia en la que si no matas, te mueres; por eso nunca sería inocente.

Esa noche, la noche en la que Miranda Torres murió, me sentí desesperado como nunca. Era transportarme al pasado cuando recibí esa llamada de Heck para avisarme que Kira había muerto.

No me importaba perderme a mí mismo, pero no iba a perderla de nuevo; no podía. Me negaba a ello.

Cuando desapareció, me vi inmerso en un bosque oscuro, sin fin, donde ella se había llevado la salida. Me negaba a la pérdida porque no estaba listo para vivir sin ella.

Si tenía que quemar a todos en el infierno lo haría, porque Kira no era una simple chica que estaba de paso por mi vida. No podía ir y manipularla pensando en utilizarla para mi propio beneficio, siquiera sacarla de mi vida o desaparecerla sin que mi conciencia no terminara de carcomerme hasta morir.

Ella no había marcado un antes y un después, porque simplemente entre nosotros no existía una vida con un antes, solo un para siempre. Éramos familia, la única que tenía. Había un lazo físico, mental y emocional que nos había unido desde tiempos que ni siquiera nosotros podíamos recordar. Había pasado tanto tiempo que ya los recuerdos no estaban no estaban nítidos en nuestras memorias, por lo menos no en la mía.

Era un poco iluso, mi nivel de preocupación me nublaba el juicio, por eso cuando no encontré a Kira en el consultorio médico al terminar el juego, decidí llamarla a su teléfono.

Mi mayor sorpresa fue encontrarme con que la señora Torres sería la mujer al otro lado de la línea, diciéndome que Kira no podía contestar al teléfono, ¿por qué? Porque estaba muerta.

Como esa horrible canción de Taylor Swift que mi chica cantaba en clase hace algunos años.

Inmediatamente el terror se apoderó de mi sistema, porque si algo sabía era que no había nada peor que una mujer herida y lastimada, a eso, se le sumaba la que había sido la mujer de un criminal. Una combinación peligrosa que se asemejaba a una bomba dispuesta a acabar y aniquilar con todo y todos.

Mátame Sanamente Where stories live. Discover now