Capítulo 39

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JAQUE MATE AL REY:

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JAQUE MATE AL REY:

Quiero hacerte callar, quiero hacerte sentir nerviosa, quiero liberarte, pero soy demasiado celoso. Y si quieres usarme puedo ser tu marioneta, porque soy el diablo que está buscando redención, soy un asesino que busca salvación, soy un maldito monstruo buscando redención y soy esa chica rubia que busca salvación.

—Necesito un favor.

La voz de Aiden hizo que me detuviera por un momento de la caminata que estábamos hacia la salida. A nuestro alrededor las luces brillaron con inquietud, cuando miré a mis pies con la respiración agitada y el semblante en blanco. Mis piernas temblaban y todo mi cuerpo se sentía como una gelatina a punto de cuajar.

Era esa clase de momentos donde la adrenalina invadía mi sistema; donde mi mente se detenía y no era capaz de diferencia la realidad de la ficción, haciendo que por unos pocos segundos pudiese disfrutar del dulce del dulce sabor de la muerte corriendo por lengua.

—¿Tú? ¿Un favor? —le respondí con sarcasmo, para así ocultar mi vergüenza.

Nos iban a cortar el cuello y podía saber porqué. Había matado a un hombre en las instalaciones de los hermanos del infierno y estaba casi segura de que no iba a salir viva para contarlo. Los odiaba y estaba tan cabreada con ellos que no podía pensar con claridad.

—¿Puedes ayudarme o no, Kira? —habló Aiden de pronto, al notar que me había quedado sin decir nada. Por un momento tambaleé, quedándome en silencio, no sabiendo qué decir y solo asintiendo con la cabeza—. Necesito que te vayas. No puedo dejarte aquí, pero tampoco puedo llevarte, y que como ves no puedo conducir.

Ante sus palabras, me preocupé al ver que el rostro de Aiden se contrajo de dolor al hablar. La herida en su hombro se había extendido hacía su cuello, indicando que debajo de su ropa las cosas no andaban nada bien.

—¿Eres imbécil? No voy a dejarte solo en ese estado, ¿qué se supone harás? —bramé, haciendo una pausa—. ¿Te iras y como siempre fingiremos que na ha pasado nada? Sabes que Riven soltará la sopa; hay un cuerpo en esa habitación y tu casa tampoco es una buena opción.

—¿Entonces qué sugieres? No es como si pudiera sacar un médico de la nada —me respondió farfullando y alzando una ceja con superioridad.

—No lo sé, Aiden, tampoco me presiones. Si te ven llegar herido al campus te preguntarán y obviamente una respuesta no les vas a dar.

Con exactitud, lo más seguro es que iba a ser interrogado y que ni siquiera fueran permitirle jugar en los siguientes juegos.

—El aspecto de tu cara tampoco deja mucho a la imaginación —declaró él con ironía.

—Hay que curar esa mierda. Tú solo déjamelo a mí. —Al pensar en una solución, la idea comenzó a brillar en mi mente como fuegos artificiales.

Y era cierto, no quería ver mi aspecto en el espejo e ignoraba continuamente el dolor punzante en mi mandíbula.

Mátame Sanamente Where stories live. Discover now