Capítulo 10

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TOQUES PERVERSOS:

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TOQUES PERVERSOS:

Perderlo fue azul, como nunca había conocido, echarlo de menos fue gris, oscuro a solas. Olvidarlo fue como tratar de conocer a alguien que nunca conociste, pero amarlo fue rojo. Rojo ardiente. 


Las nubes sobrecargadas estaban bajas y parecían llenas como algodones, la brisa era fresca a pesar de estar en Septiembre. Inhalé un profundo olor a tierra húmeda, aunque todo a mi alrededor era de ladrillo rojo. Giré a la derecha, corriendo en dirección a la cancha. Después de mi conversación con Katherine en la cafetería, lo que restaba para finalizar con mi horario académico era ir al entrenamiento con el escuadrón.

Todas andaban súper animadas y eufóricas con la futura competencia en California, pero para eso faltaban más de más de seis meses. Ni siquiera podía asegurarles que aun fuera a estar ahí para esa fecha.

Hice tiempo dando un paseo por la zona e incluso me cambié a mis shorts de lycra y sujetador deportivo, disfrutando del aire fresco y de mi soledad. No me encantaba este lugar, pero eso se relacionaba directamente con mi pueblo natal, aun así era bastante interesante.

No podía pasar por alto que era entretenido. En los pasillos todos parecían estudiantes aplicados haciéndole frente a sus deberes, pero lo cierto era que todos estaban esperando las fiestas nocturnas y obtener una buena dosis de alcohol para sacar a los demonios de su sistema.

Eran demasiado bulliciosos, demasiado brillantes y me estaban volviendo loca, porque no podía soportar ver como los emos, nerds, kpopers y deportistas se congregaban en un solo lugar; todos vestidos con los colores de la universidad: carmesí y blanco.

Este lugar era un ejemplo claro de selva de cemento, en donde los estudiantes tenían su propia cadena alimenticia y por consiguiente, los de la cima dictaban sus propias las reglas.

No pude dejar de apreciar a los árboles que bordeaban las aceras, las plantas y setos que estaban asentados en lechos de flores fuera de los edificios. Era realmente impresionante y único.

En mi camino al entrenamiento no pude evitar fijarme en los estudiantes. Todos parecían personajes de una mala película de Hollywood: con sus sombreros vaqueros y camisas a cuadros; esos eran los que querían encajar. Se notaba que no eran de la zona. Estábamos en Oklahoma, pero en su cabeza estábamos dentro una película de una cinta country con baile incluido.

No estábamos en la peli de Rango.

Hasta unos pocos meses mi vida había estado en Europa, aunque realmente en esos tres años no fui consciente de mi ubicación exacta. Todo sobre este lugar se sentía nuevo, emocionante y la imagen perfecta para comenzar con el desastre.

Casi sentía que el personaje que estaba creando pertenecía aquí. Aunque pertenecer, no era algo con lo que hubiese tenido mucha experiencia antes. Ya habrán notado que era un poco irritante a propósito. Qué ironía, porque gracias a eso nunca hice amigos fácilmente, tampoco tenía mucho interés en ello.

Mátame Sanamente Where stories live. Discover now