Capítulo 57

1.8K 193 185
                                    

RUTA SIN SALIDA:

Eres mi único sol, el único en mi mundo. Florezco por ti pero aunque aún siento sed. Es tarde, muy tarde, ya no puedo vivir sin ti; me  estoy marchitando. Es como si fueras un sueño vacío y aunque corra como un loco sigo estando en el mismo lugar.  


AIDEN

—¿En serio tenemos que hacer esta mierda? —Mi compañero de equipo, Méndez, murmuró a mi lado, deteniéndose para hacer los últimos ajustes en el nudo de su corbata, antes de voltear al verme.

Al mismo tiempo yo también comprobé la mía, dándole a mi compañero una sonrisa ladeada a través del espejo en su lugar.

Durante los últimos días había perdido la noción del tiempo. La muerte del padre de Kira, el estrés de las finales y el comenzar de la postemporada, más todo el show de asistir a un concurso de belleza, solo conformaban parte de un absurdo ritual para complacer al entrenador con cierto tipo labor social por si perdíamos el pase al juego y la final.

La última vez que me había puesto un traje había sido para el funeral de Stacy, lo que me llevaba a pensar en la noche anterior desde que había dejado a Kira en la mañana. Su actitud preocupada, sumada a la falta de sueño y el no recordar su compromiso como la candidata favorita de todo el lugar hablaba más que sus palabras desenfrenadas.

La verdad, pensaba que iba a tomarse peor lo del asesinato de su padre, pero era uno menos en la lista para acabar, y si Kira no se aparecía esa noche luciendo su mejor vestido de concurso, realmente me iba a preocupar.

—¿Tu novia va a participar, Jackson? —preguntó el entrenador, mientras se dirigía hacia mí—. Felicítala de mi parte.

—Sí, señor —afirmé asintiendo.

Aunque, la verdad, era que no sabía a ciencia cierta si Kira iba a llegar, le había mandado docenas de mensajes recordándole aparecer y si no lo hacía alguna excusa debía inventar.

Samantha estaba en casa, le había pedido vigilarla y avisarme por si algo andaba mal, pero esta nunca quería contestar.

La charla con mis compañeros se tornó aburrida y tediosa, hasta que finalmente el entrenador nos indicó que podíamos irnos y regresar a la hora asignada, antes de levantarme para irme, este se giró para verme.

—Será una noche larga —aseguró—. Y, chico, hay alguien esperándote afuera.

Desconcertado, me puse de pie y comencé a caminar por los pasillos del gimnasio hasta la salida. El traje me asfixiaba, apretándome demasiado el cuello y la tensión en mis hombros tampoco ayudaba para aligerar el ambiente.

Cuando finalmente llegué al estacionamiento tuve que parpadear un par de veces para captar que la imagen que veía era real y no una alucinación producto de estar sentado horas al lado de Riven quien se la pasaba fumando.

Me quedé estático, no creyendo lo que veía.

Luna estaba frente a mí, pero lucía como alguien más. Para nada como la chica de aspecto dulce y reservado que normalmente era, e incluso podría confundirse con el estereotipo de chica que Kira y Samantha frecuentaban o con una modelo de la portada de Sport Illustrated.

—¿Tienes algo de tiempo? —me preguntó la chica.

Su voz seguía teniendo ese tono dulce y calmado, aunque no solo su aspecto era diferente sino también su presencia que se sentía más bien forzada.

Alcé una ceja en su dirección y esta se acercó tambaleando como un ciervo interceptado por la luz de un faro.

El maquillaje en exceso, el cabello perfectamente arreglado de un tono castaño y el diminuto vestido que llevaba y que se adaptaba a sus escasas curvas como una segunda piel solo complementaban el gigante bolso con estampado de piel que aferraba a su pecho como si fuese lo último que hiciera en su vida.

Mátame Sanamente Where stories live. Discover now