EL REGRESO. [Draco Malfoy]

3: Los botes y valijas.

—Goyle en serio no puede parar de vomit— Dijo el chico, se detuvo al mirarnos a todos.

—Será mejor que vaya.— Dijo Draco, se lo veía estresado. A los 11 años. Pobre de el.

Los tres chicos salieron del compartimento, no sin que los dos rubios me lancen una sonrisa coqueta antes de irse. No me contuve y se la devolví. Sentí como mis mejillas se enrojecían.

En el compartimento quedamos Carla, Pansy, Mattheo y yo.

Bastante incómodo.

Mattheo decide romper el silencio, de nuevo.

—Mmh entonces ustedes conocen al platinado... ¿cómo se conocieron?

—De hecho —Contestó Carla. —Nuestros padres son bastante cercanos. Los Parkinson y los Malfoy llevan generaciones siendo amigos, y nos obligan a ser amigos. Sinceramente no me importa y no lo veo como una obligación, los tres nos llevamos bastante bien. Con Crabbe y Goyle, sin embargo,  no hablamos nunca. En algunas juntadas "familiares" —

—O mejor dicho por negocios. —Pansy cortó a carla.

—Si, eso mismo. Bueno, no nos acercamos a ellos, esa es la cuestión.

-—Oh, bueno al menos tienen a Malfoy, eso es bueno. Yo solo tengo a mi hermano. —dije lanzando una sonrisa apretando los labios.

—¡PERO SI TU ME ADORAS EMILY! Creí que me amabas. —dijo Mattheo de forma dramática haciendo que todos riéramos.

—Si te amo, pero sería bueno tener más amigos, hermanito querido.

—En eso tienes razón.

—Bueno, tenemos que cambiarnos, debemos estar por llegar. —dijo Pansy sin ganas.

Acto seguido todos nos cambiamos con el uniforme. El pullover me quedaba un poco mas grande de lo normal, pero no le di importancia, cuando vuelva mamá podría achicarmelo.

Mattheo fue a agarrar nuestro equipaje y bajo mis tres valijas gigantes más la suya como pudo mientras yo esperaba abajo.

Cuando me encontró con la mirada, me miró mal y me alcanzo mi equipaje.

—¿Qué? ¡Ayer me hice las uñas con mamá, no podía arruinarlas en el primer día de clases! —Respondí intentando no llamar tanto la atención.

Mattheo se rió y asintió con la cabeza.

—Gracias, eres un angel.

—Lo sé, Emy.

Pronto encontré con la mirada a los chicos que había conocido en el tren, estaban ellos con otra niña que no conocía.

Se acercaron a mi y a Mattheo, empezaron a caminar a nuestro lado. Los vi y sonreí, quiero decir, ¿qué otra cosa podía hacer?

Pronto se nos acercó un gran hombre. En serio, era gigante pero parecía agradable.

—Los de primer año, ¡síganme! —Dijo el gran hombre. —Mi nombre es Hagrid, soy el guardabosques de esta grandiosa escuela. Como es su primer año, vamos a dirigirnos a la escuela en unos botes, cruzando el lago. Esta es realmente una experiencia única, aprovechen y disfruten de esta gran oportunidad.

Nos íbamos acercando al lago mientras Hagrid daba su discurso. Pude ver los botes y se veían bastante pequeños, por lo que podíamos ir solo 4 personas, o menos.

Con Mattheo nos miramos y asentimos, podemos leer la mente del otro de alguna manera u otra cuando lo deseamos. Cosa de gemelos, supongo.

Rápidamente fuimos a agarrar uno de los botes más pequeños para solo ser nosotros dos. Realmente no teníamos ganas de soportar a nadie. Me canso de la gente rápido.

A lo lejos pude ver que Harry y Ron se sentaban en un bote con la niña que no pude conocer todavía y a los dos rubios junto al chico de color en otro bote, pude notar a Draco con mirada fija en el castillo, callado. mientras los otros dos hablaban.

Rápidamente le dije a Mattheo

—Realmente los rubios son hermosos, ¿no lo crees?

—Me voy mas por las morochas.

Me di cuenta que estaba mirando al bote de Carla, y para su suerte ella también lo estaba mirando.

No pude evitar sentirme un poco celosa.

—Prométeme que si tienes novia no te olvidarás de mi. —Le dije en tono tierno, esperando su respuesta.

—OBVIAMENTE hermanita, no seas dramática. —Me empujo suavemente hacia el costado, se lo devolví sin mucha fuerza (solo porque el bote se podía dar vuelta y estaba usando mis zapatos favoritos).

Casi ni había visto que estábamos por llegar al castillo. Me había perdido las vistas por estar haciendo cualquier otra cosa, patético de mi parte. Realmente era la única vez que iba a hacer esto.

Llegaron los botes contra la orilla, Mattheo me sostuvo con fuerza sacándome del bote ya que no quería mojar mis zapados. El lo sabía.

Es el mejor hermano del mundo.

Una mujer mayor estaba en frente de nosotros esperando a que bajaramos de nuestros botes.

—Por favor, alumnos de primer año, síganme. —Dijo la mujer con tono seguro.

Vaya, adoro a las personas confiadas.

—Mamá nos dijo algo sobre las casas.. ¿sabes a que se refería? —me dijo Mattheo. Parecía algo preocupado.

—La verdad no tengo la mas mínima idea, mat.

—Odio que me digas Mat.

—Y yo lo amo, sigue caminando.

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