Capítulo 21:"La profecía del lago"

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La noche había caído sobre la ciudad costera de Almar. El viento agitaba las copas de los árboles que ocultaba un pequeño pelotón de cuatro personas. Están apostados en una colina desde la que se divisaban las luces de la ciudad. Todo parecía en calma. 

Un muchacho de no más de quince años estaba apostado junto a Drev. Miraba al suelo y sus manos no dejaban de temblar. Drev se fijó en él:

-¿Tienes miedo? -.

El muchacho tardó unos segundos en responder:

-Nunca he matado a nadie, señor... No sé si podré hacerlo... . Sólo soy un cobarde -.

Drev miró de nuevo a la ciudad y respondió:

-No es malo tener miedo. El miedo te mantiene con vida, te dice hasta donde puedes llegar. No te separes de mí y todo irá bien -.

Les llegaba el olor a sal del mar. Drev no tenía pensado matar a nadie aquella noche, pero no podía asegurar que todo fuera según lo previsto. Un cargamento de comida y agua pasaría por el camino alto a cosa de la media noche. Lo atacarían e impedirían que entrara en la ciudad. Parte del pelotón entraría en el pueblo y quemaría los huertos. No dañarían a personas inocentes, los huertos eran de los generales. Desde ese altillo se divisaba toda la curvatura de la costa. Una negra curvatura plagada de puntitos brillantes que representaban las ciudades costeras. Estaban esperando a la señal. Esperó pacientemente mientras repasaba mentalmente todo lo dicho... .

"Base subteránea de Kramos -Grán Pilar -." 

Apenas habían transcurrido unos días desde que se puso en marcha el plan del nuevo rey. La gente andaba muy agitada, era una estrategia muy arriesgada. Drev había estado repasando mentalmente hasta la última parte del plan. Aún contaba con el factor sorpresa. Lival no sabía que Drev estaba vivo, y debía usar eso a su favor. Tampoco podía descubrir que ya no podía usar el fuego, o de lo contrario no tendría miedo a la hora de atacar. Drev estiró un mapa gigante en la base del gran pilar, de modo que todos pudieran ver el plan:

-Se que somos pocos, pero este número cuenta a nuestro favor. Nos extenderemos por la costa, entorpeceremos las labores del imperio. Crearemos revueltas en cada pueblo, en cada ciudad. Y sobre todo extenderemos una idea, un nombre, una frase: "Salve al nuevo rey" -.

Varias manos se levantaron, Drev fue señalando uno a uno. Un hombre alto y fornido preguntó:

-¿Y cómo haremos para extender el nombre sin ser vistos? -.

Drev señaló varias ciudades de la cosa:

-Eso es fácil. Nos verán, pero será tarde -.

Un niño de quince años levantó la mano:

-¿C... Cómo puedo ser útil...? -.

-Puedes quedarte aquí y ayudar en las labores... -.

-¡No!... Mi padre murió luchando... Yo no quiero quedarme de brazos cruzados -.

Drev sabía lo que sentía aquel muchacho:

-Tú vendrás conmigo -.

Poco a poco fue respondiendo a todas las preguntas que se le planteaban, sin dejar ningún cabo suelto. Entonces llegó una pregunta que no le hubiera gustado responder. Uno de los hombres presentes levantó la mano:

-¿Puedes asegurarnos que no morirá nadie? -.

Drev ya estaba preparado. Firmemente respondió:

-No -.

-¿Entonces por qué debería seguirte? -.

-No estás obligado a seguirme. En unos días saldré por aquella puerta de allí. Solo o acompañado saldré por allí. Me da igual si me siguen cien o me sigue uno solo, si ese es el caso haré yo todo el trabajo -.

Drev: El Cazador de Fuego.Where stories live. Discover now