Capítulo 34:"Rena"

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"No importa cuán lejos estés. No importa el peligro ni el camino... Siempre te encontraré, y seré tu caballero. Te protegeré con mi vida, hasta mi último aliento. Seré tu espada, seré tu escudo... Seré la sangre azul que corre por tus venas. Y seré quien cuide de ti hasta la muerte"

Las palabras se fueron volviendo cada vez más tenues y débiles hasta que desaparecieron como un susurro en la lejanía:

-... ¿Alvin? -.

Alvin abrió los ojos. Se había quedado dormido sobre la hierba mullida y el día le había cogido por sorpresa. Tenía la boca pastosa y un odre de vino vacío junto a él:

-¿Hace cuánto que ha amanecido? -.

Una niña de pelo rubio estaba en pie junto a él. A pesar de ser muy pequeña, sus ojos denotaban una gran experiencia. Unos ojos ancianos:

-Dos horas, quizá más -.

Alvin se frotó la cara con las manos:

-Rena... Te dije que me despertaras al amanecer -.

-Te desperté, me insultaste y te volviste a dormir -.

Alvin se incorporó con dificultad y se quedó sentado con las piernas cruzadas  mirando la nada. Después de unos segundos, se puso en pié, se ató su cinturón del que colgaba una bella espada con empuñadura dorada y se alisó su rubia melena:

-¿Qué tal estoy? -.

La niña contestó si un ápice de felicidad en su rostro:

-La gente te espera -.

Unos ojos ancianos, si, pero unos ojos apagados y sin vida. Alvin lideraba un grupo de doscientas personas a las que conducía por el bosque para evitar ser vistos. Viajaban al suroeste siguiendo una ruta poco conocida entre los grandes árboles del bosque de Ment, al sur de Kramos. Era una ruta segura, si, pero la comida era un problema y cazar para tantas personas era un gasto de energía excesivo. Tenían provisiones para una semana, pero tardarían el doble en llegar a los páramos. El paisaje estaba plagado de gigantescos pinos verdosos y oscuros. Se respiraba un ambiente fresco, y cientos de fogatas se amontonaban por la zona. La gente ya estaba despierta, y esperaban las órdenes de Alvin:

-Escuchadme bien. Seguiremos en dirección suroeste durante tres días más. Con suerte nos encontraremos con poblados intermedios donde podremos comprar las provisiones suficientes. Recordad, las hogueras solo se encenderán con brasas, nada de humo. Nada de ruido innecesario, estamos siendo buscados por el imperio, eso es todo -.

Familias enteras se movían como una manada por el basto follaje. No era un paisaje cómodo, pero la seguridad era lo primero. Alvin caminaba al frente del grueso acompañado por los mejores guerreros disponibles. No serían más de diez para proteger a doscientos. Su única esperanza era no ser descubiertos:

-Mi señor, hemos visto exploradores del imperio... -.

Alvin entrecerró los ojos y observó el sol:

-¿A qué distancia? -. 

-A tres kilómetros al este -. 

-Con suerte pasaremos de largo, aún así deberíamos acelerar el paso -.

Rena, la niña que había despertado a Alvin, caminaba a su lado sin prestar atención a nada en particular, pero al oír las palabras de Alvin, reaccionó:

-Las mujeres están cansadas, no deberíamos forzar más a la gente -. 

Alvin le devolvió la mirada:

-Está bien... Seguiremos a este ritmo hasta que lo considere peligroso -.

-Pero, señor... -.

-He dicho que seguiremos a este ritmo -. 

Drev: El Cazador de Fuego.Where stories live. Discover now