Drev: El Cazador de Fuego.

Capítulo 17:"Esta es mi historia"

"Caigo desde un lugar muy alto. Mi cuerpo no reacciona y no puedo ser mas que un mero espectador que contempla como se acerca el suelo. Un rostro triste está asomado al borde de la cornisa desde la que he caído, es el rostro de Kaedra que llora desconsoladamente. ¿Por qué llora?¿Por qué caigo?. De pronto me zambullo en aguas turbias y oscuras. Fuertes brazos salen de las tinieblas para atarme a ellas. El agua inunda mis pulmones y me ahogo en el lago de la muerte... ¿Cuanto tiempo estuve allí?... No lo sé... .Puedo ver todo tipo de seres allí abajo, pasan de largo, observando pero sin mirar. Pero uno de ellos se acerca, uno de ellos se interesa por mí. Me reconforta con su luz, me libera de los brazos que me ataban a la oscuridad.

Con velocidad vertiginosa, asciendo a la superficie, dejando atrás a la muerte al tiempo que una voz llena mis pensamientos... Esta es ahora tu historia... La luz de la superficie se acerca, casi puedo tocarla con los dedos... "

Drev se levanta tosiendo y tomando aire en abundancia. Está jadeando y sudando. Todo está en silencio. Lo primero en lo que se fijó fué en que se encontraba tumbado en una losa de piedra en un santuario antiguo. Las paredes estaban deterioradas por el paso del tiempo. La luz del sol entraba por las grietas de las paredes iluminando las motas de polvo que flotaban en el aire, Drev no comprendía nada. Sus ropas estaban rasgadas y andrajosas, marcadas por el paso del tiempo. Se llevó la mano allí donde Lival lo había atravesado... No había herida:

-Mi brazo... Ha... -.

El brazo de Drev estaba totalmente curado, no lucía marcas de dolencia alguna, estaba curado, eso solo podía significar una cosa. La estrella de Ítria que estaba dentro de él había desaparecido. Drev se concentró e intentó crear fuego, pero no lo consiguió. De nuevo, volvió a intentarlo con más ganas:

-Es inútil, el poder del fuego que poseías ya no te pertenece -.

Una anciana estaba en la puerta del santuario. Yacía encorvada sobre un rugoso bastón con un nudo en su extremo:

-¿Qué ha pasado aquí? -.

La vieja avanzó con paso dificultoso por el santuario hasta colocarse frente a Drev:

-La dolencia que sufrías ha desaparecido, eres libre de tu maldición -.

Todo era demasiado extraño:

-¿Dónde estoy? -.

-En un lugar lejos de las garras del emperador -.

-Explícate, anciana -.

La anciana recorrió con la vista los grabados antiguos que se encontraban por todas las paredes:

-Una jóven te trajo aquí y me pidió que te cuidara hasta que despertaras. Regresar de entre los muertos es un proceso lento y dificultoso -.

Drev se miró las manos:

-Cuanto... ¿Cuanto tiempo ha pasado? -.

La anciana hizo el esfuerzo por recordar:

-Si no me equivoco... Eso ocurrió hace diez años -.

El peso de la realidad cayó sobre Drev como una maza. Había dormido diez años en aquel extraño lugar mientras Lival...:

-¡Lival!... ¿Dónde está Lival? -.

La anciana lo calmó:

-Creo que te refieres al emperador si no me equivoco. Llegó al poder tras un golpe de estado hace diez años. La jóven partió en pos de detenerlo antes de que eso ocurriera... Lamentablemente no se que pasó después -.

-Kaedra... Debo marcharme -.

Cuando Drev puso un pié en el suelo todo su cuerpo se desmoronó. Sus piernas no aguantaron su peso y cayó de boca. La anciana lo ayudó a levantarse: