Capítulo 56:"El poder del viento"

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Allí estaban, junto al caballo. Dos siluetas altas y estilizadas, ataviadas de negro en su totalidad. Uno de ellos llevaba puesta la capucha, el otro la tenía retirada, luciendo su rostro al descubierto. Una melena oscura y lisa que caía a ambos lados tras los hombros. Rasgos afilados y ojos igual de oscuros. El hombre hizo una reverencia:

-Eh aquí el más grande de los adeptos de aire: Sirwell Percival Travis. El hombre que engatusó al viento. 

Sirwell endureció su expresión:

-Veo que mi nombre no ha pasado de largo a las sombras de Lival -.

-Ni a los nuestros ni a cualquiera que se interese lo más mínimo por la ciencia de los elementos. Es todo un placer, ¿qué le ha llevado a golpearnos de esa forma tan traicionera? -. 

Sirwell apuntó a Lianne, que seguía subida al caballo con expresión de estatua:

-Vengo a por ella, no necesito nada más de vosotros... -.

-Armando Von Villem, y a mi golpeado amigo puedes llamarlo simplemente Sabandija -. 

-Me dan igual vuestros nombres, sólo la quiero a ella -.

Armando chasqueó la lengua y abrió los brazos:

-Sirwell, no desperdicies así tu talento. Estoy dispuesto a ignorar el puñetazo que le has dado a Sabandija si te unes a nosotros. Piénsalo bien, seguro que el maestro Lival te otorga un cargo de poder. Quizá hasta llegues a tener tu propio castillo. Es una oferta que... -.

Sirwell se movió veloz y golpeó con más fuerza a Armando en el rostro, desfigurándolo y mandándolo a volar varios metros. Sabandija gruñó y ya estaba dando un paso al frente cuando Armando levantó la voz:

-¡QUIETO, SABANDIJA! -. 

Armando se levantó, limpiándose el polvo y escupiendo sangre a un lado. La nariz había sido totalmente aplastada, pero con un gesto de manos, se la colocó en su sitio y dejó de sangrar:

-Entiendo eso como un rechazo a la oferta, una lástima -. 

-¿Un rechazo?, solo estaba aplastando un pequeño bicho que tenías en la mejilla. ¿Puedes repetirme la oferta? -.

Armando volvió a escupir sangre a un lado:

-Eres muy gracioso, me encanta el humor sarcástico. Es como... Un grano en el culo -. 

-En ese caso ven a aplastarme -. 

Sirwell sonrió y cogió aire. Lo que en un principio parecía un humo extraño pronto se convirtió en neblina que exhalaba de su boca. No tardó en cubrir todo entre brumas y sombras, desapareciendo como un fantasma. Armando se puso serio y apuntó con el dedo al caballo donde Lianne seguía montada:

-Sabandija, vigilia al caballo... -Se desabrochó la gabardina y la dejó caer a un lado. Se recogió las mangas de su camisa negra con cuidado hasta el codo, y, con habilidad, se hizo una trenza presto con su larga cabellera-... Si por algún motivo se te pasa por la cabeza abandonar el caballo para unirte al combate será bajo una única condición -.

Sabandija caminó en silencio y se sentó junto al caballo, completando la frase de Armando con una voz raspada y ronca:

-Si mueres, lo entiendo. Esta chica es importante -.

-Me alegra ver que aún hay algo bajo esa cabeza -.

Y Armando desapareció en la neblina. 


Armando caminaba ahora por el bosque engullido por la bruma. Pese a tener el sol en lo más alto, parecía ser casi noche cerrada. Caminó en silencio, entre los árboles, con pasos silenciosos mirando su alrededor. Se agachó cuando vio algo entre el barro del suelo, una pisada . Se alejaban entre los árboles, casi como migas de pan hacia una trampa.

Drev: El Cazador de Fuego.Where stories live. Discover now