Capítulo 4: "La sombra viviente"

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El viento arrastraba consigo un aire de muerte. Drev observaba desde lo alto de una colina la ciudad de Fildes Pendur, sede de los asesinos de adeptos. Drev se llevó la mano a la parte trasera y miró la daga de cuarzo de mortogal, la estrujó hasta hacer la añicos y miró con ira la ciudad. No pensaba infiltrarse, no era su intención hacer de poli bueno. La ciudad lucía una basta muralla oscura, con enormes edificaciones de punta. Y en el centro, una catedral negra como la noche:

-Esas casas de ahi no son hogares... Son cuarteles -.

Drev miró la catedral con cuidado:

-Y eso tampoco es una catedral... -. 

El cielo estaba gris, no presagiaba nada bueno, el aire estaba cargado de energía, una gota cayó en el sombrero de Drev. Miró al cielo:

-Parece que los dioses no están deacuerdo -.

Se llevó las manos a los bolsillos y se encaminó hacia la ciudad de frente:

-Los dioses son cosas de niños -.

"Kaedra cumplía con la tarea"

Kaedra se encontraba en las montañas cumpliendo su cometido. Merska corría como loco perseguido por Kaedra por el sendero. Kaedra hizo barro el suelo bajo sus pies, dificultando el avance de este. tropezó y cayó al suelo con los ojos abiertos:

-Por... por favor no me mates... -.

Hay muchas formas de matar a alguien con una gota de agua, lo menos doloroso para él en este momento era asestarle un solo golpe. Con un potente chorro de agua, le rompió el cuello. Kaedra agachó la cabeza y pidió perdón en silencio. Con esto la tarea estaba completada. Sig, el lobo de fuego seguía con ella.

-Parece que hemos acabado aqui -.

Dijo Kaedra sonriendo. El lobo aulló. El fuego del lobo aumentó de tamaño y empezó a revolverse. Kaedra se sentó con la mirada baja:

-¿Ya has comenzado, no?

"Drev -Fildes Pendur"

A paso lento, sintiendo el latido del corazon. Los pasos en los charcos, y viendo el agua de la lluvia caer sobre su sombrero. Levantó la vista y vió la puerta de la ciudad enfrente de el, dos guardias armados. Drev sacó las manos de sus bolsillos. El corazón se acelera, mira los rostros de sus enemigos:

-Esto es por Nuu Lian... -.

Avanza cada vez más rápido. Los guardias lo miran con cara extrañada, parece que le suena su cara:

-¿Ese no es... ?-.

Una bola de fuego borró la puerta central de la ciudad en una onda de sonido. Los escombros cayeron cerca de Drev, que no apartaba la mirada de la catedral. Una alarma sonó, haciendo salir a cientos de soldados de sus cuarteles. Drev estaba en el centro de un circulo inmenso rodeado por asesinos, cazadores especialmente entrenados para matar a los de su especie. Todos parecían confusos, ¿Se quería suicidar?.

-¿Es que estás loco o el mismo dios siente pena por ti?-.

Drev se abalanzó sobre él con la mano aplastando su garganta. Los cientos de asesinos gritaron y se echaron encima del cazador. Empezó a dirigir puñetazos envueltos en llamas en todas direcciones. Una espada se clavó en su pierna, rápidamente partió la hoja de esta, dejando la punta dentro para no desangrarse y calcinó al atacante con la mano izquierda. Drev empezó a lanzar llamas hacia todas direcciones como si se tratara del enviado de la muerte, fueron cayendo los cadáreves chamuscados a sus pies uno a uno. Como un baile de llamas, el cazador no perdía la cara de concentración  a pesar de las heridas. Pasaban los segundos como si fueran horas. Las llamas se extendían, y en su epicentro, Drev. Gotas de sangre se derramaban por sus manos y brazos. Detuvo una espada con la palma y curvó la hoja hacia la garganta del atacante.

Drev: El Cazador de Fuego.Where stories live. Discover now