Capítulo 3: "Historias del pasado"

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  • Dédié à Acnologia
                                    

Kaedra contemplaba el firmamento de las estrellas en silencio. Sabía que Drev estaría bien por su cuenta. Estaba sentada al borde de un precipicio con los pies colgando cual niña pequeña. Un lobo de fuego yacía agazapado a su derecha. Kaedra lo miró y los recuerdos le asaltaron a la mente, recuerdos de una historia que Drev le había contado, una historia que refleja el sufrimiento de una persona, la historia de como Drev abandonó su isla natal:

"Isla de Dialda, Han pasado cuatro años desde el incidente"

El sol iluminaba toda la isla, haciendo reflejar el brillo en el agua. Las olas bailaban al compás del viento, haciendo que el ruido al romper llenara el ambiente. Una brisa cálida hizo que una hoja de posara sobre un tejado, la casa de los Awlic, y allí, sentado delante de la chimenea mañanera, se encontraba Drev, intentando tocar el fuego. Su madre, con la cara notablemente más marcada por la edad y las penas sufridas estaba preparando un desayuno para ambos:

-Mamá, puedo aguantar mucho más tiempo con la mano en el fuego que antes-.

La madre sonrió y terminó de preparar el desayuno:

-Ya está listo, ven cuando quieras-.

Drev estaba haciendo gestos raros, de pronto colocó las dos manos en el fuego y sacó la llama aguantándola en la mano:

-¡Mamá! -.

Las pupilas de la madre se dilataron, le dió una bofetada a Drev y la llama se disipó:

-¡No vuelvas a hacer eso nunca, promételo!-.

Drev frustrado no dijo nada:

-¡Promételo!-.

-Lo prometo... -.

Comieron el desayuno en silencio y nadie dijo nada. Finalmente Drev acabó y salió a dar una vuelta por el poblado. Bajó la colina que los separaban de la ciudad. Los árboles cegaban con el reflejo del sol en sus mojadas hojas. Era un buen día. Los amigos de Drev le estaban esperando en la entrada del poblado, como siempre, jugaron por todo el pueblo... Ese no sería un día normal.

La madre de Drev justo acababa de limpiar el polvo y recoger todos los trastes tirados. No pudo evitar pasar una mirada por una foto del difunto Martins Awlic. No pudo contener una lágrima que resbaló por su mejilla. Acabado el trabajo, se sentó a terminar las manualidades que estaba haciendo. Estaba calentando una lámina de cuero natural al fuego con un palo para ablandarla. No tardó en caer la tarde, y con ella, las desgracias, llamaron a la puerta:

-En nombre del maestro Flam, se convoca una reunión informativa, ¿Se encuentra alguien en esta casa?-.

Anliane tardó en responder, sabía lo que aquello significaba. Abrió la puerta, no pudo responder otra cosa que... :

-Después de usted-.

El mensajero comenzó el camino hacia los aposentos del maestro Flam.

"Mientras tanto en otro punto de la isla... "

-¡Eh Drev, apuesto a que no puedes quemar esto!-.

Uno de sus amigos sujetaba un palo con la mano, Drev tragó saliva:

-Dejame intentarlo-.

Drev sacó la lengua y se la mordió. Agarró un extremo del palo y se quedó en silencio. Al cabo de unos segundos el palo comenzó a humear y posterior mente empezó a arder, sus amigos se quedaron alucinados:

-¡Eres un dios, Drev!-.

Un dios, una idea un tanto grande para un niño. Pero sus amigos no se quedaron ahí. 

Drev: El Cazador de Fuego.Où les histoires vivent. Découvrez maintenant