Capítulo 45:"Historias separadas"

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"Ciudad mercante de Onesta"

Un joven ha madrugado hoy. Nota el olor a pescado y a fruta fresca en el frío de la mañana. Va bien abrigado, pues últimamente el clima está algo extraño. Sale a la calle, y sube por el camino entre casas de barro y madera hasta llegar a una enorme plaza central. Los mercaderes han dejado sus productos a buen precio, pues el tiempo los está deteriorando. El gentío lucha por obtener las mejores piezas de lubina, o los mejores tomates de temporada. Con fiereza, nuestro joven consigue un par de buenos alimentos, pero su rival es su vecina Anastasia, y ella es implacable. Tras minutos que se hicieron horas, el forcejeo termina y cada uno se lleva a casa su pieza. Pero nuestro joven aún tiene tiempo, ha madrugado mucho, y decide pasarse por la catedral que construyeron después de la guerra. No es muy creyente, pero son tiempos difíciles y todos necesitamos algo a lo que agarrarnos. Está un poco intimidado ante la portentosa imagen de la catedral de estilo gótico, pero sube las escaleras y entra por el gran portón. En su interior, enormes vidrieras con imágenes grotescas brillan en lo alto de las paredes con la luz del sol. Nuestro joven se sienta en uno de los miles de bancos que se disponen mirando al altar centrar y reza en voz baja:

-Mi señor, necesitamos ayuda en casa. Madre ha enfermado y padre no regresa de la expedición -.

Nuestro joven amigo se permite el lujo de derrochar unas lágrimas que se limpia con rapidez:

-¿Puedo ayudarle? -.

Un hombre con capucha vestido de colores blancos y morados bajo una sotana que rozaba el suelo estaba parado junto a nuestro joven amigo:

-No, es solo... -.

-Tranquilo, soy el sumo sacerdote de la catedral de Onesta. ¿Puesu doldo ayudaros? -. 

-No padre es... Mi madre ha enfermado de forma extraña y los curanderos no encuentran la forma de sanar su dolencia. Mi padre partió en una expedición hace ya dos semanas y aún no ha vuelto... Tengo un hermano pequeño del que cuidar, no es fácil -. 

El sumo sacerdote le puso una palma suave en la frente:

-Cierra los ojos amigo mio, yo haré que se vayan todos los males -.

Nuestro amigo cerró los ojos:

-Y ahora sigue mi voz... -.

Aquella sería la última vez que nuestro joven amigo abriera los ojos, pues antes de darse cuenta estaba muerto y sin vida en el suelo. 

"Embarcaderos Malditos"

Kaedra reunía provisiones de todas las casas abandonadas que encontraba. Josef la seguía intentando disuadirla de su plan descabellado:

-Kaedra, son gente de pocas palabras, ¡te matarán! -. 

Un frasco con alcohol, serviría como desinfectante:

-¿Me estás oyendo? -. 

Kaedra se giró y agarró por el cuello a Josef:

-Me vas a seguir allá a donde vaya. Has perdido tu voz y tu voto aquí, ¿he sido clara? -. 

-Pero son mercenarios... Solo oyen la voz del dinero -. 

-Pensaré el algo de camino, mientras tanto, ¿podrías dejar de llorar? -. 

Pese a que aún cojeaba, Kaedra se movía con energías, sabiendo que no tenía mucho tiempo que perder. Había preparado fardos con varias provisiones para el camino. Bon dormía en la cama profundamente cuando Kaedra llegó con todas las cosas. Los muros de la casa Aberly guardaban los recuerdos de cientos de años de historia pasadas. El polvo y la ceniza se amontonaba sobre los viejos muebles que una vez fueron algo. Sin embargo, aún tenían algo, algo que hacía querer volver al pasado para vivir de nuevo:

Drev: El Cazador de Fuego.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora