Capítulo 18:"El corazón de los cazadores"

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El cielo estrellado de la noche cubría el mundo con un manto oscuro. Apenas como un susurro, la balsa tocó tierra al décimotercer día.

"Costa de Burla"

Burla era una pequeña ciudad marítima situada al este del continente. Famosa por su comercio floreciente y su gran tránsito de mercancías. Sus puertos eran constantemente utilizados por todo tipo de embarcaciones. Eso fué Burla hace diez años, ahora solo quedaba una ciudad marítima reducida a escombros. El agua se había vuelto negra y aún después de tanto tiempo, los cadáveres ahogados en aquella costa gritaban clamando venganza. La ciudad de madera ahora era un mero recuerdo de escombros quemados y ceniza. Drev bajó en una playa situada en las afueras de la ciudad. Caminó por la arena, dejando atrás sus huellas y observando impotente toda la destrucción que su hermano había causado. Algo crujió bajo la bota de Drev. Se trataba de un cráneo humano. Drev se daba cuenta ahora de que toda la playa estaba plagada de esqueletos humanos. Se contaban por miles. Una furia invadió a Drev, que no pudo contenerse:

-¡¡¡LIVAL!!! -.

 Una luz brilló a lo lejos. Se trataba de un carruaje que brillaba con la luz de los faroles. Drev intentó interceptar el carruaje y se escondió en los arbustos. Ahora Drev era vulnerable, no podía usar el fuego. Cuando el carruaje apareció en mitad de la oscuridad, un frío se extendió por toda la zona. Unos ojos rojos brillaron en la sombra, dando lugar a dos jabalíes gigantes que tiraban de un carro destartalado. El sonido del carro se acentuó a medida que se acercaba. Drev divisó al conductor del carro. Se trataba de un hombre encapuchado del que emanaba un aura oscura. Ese carro no era normal. Antes de darse cuenta, Drev estaba temblando de frío. El carro pasó de largo y Drev siguió inmóvil y en silencio. Pero el carro se detuvo pocos metros después de sobrepasar a Drev. Drev seguía inmóvil en el arbusto. El conductor olisqueó el aire y emitió un grito, un grito que helaría el alma a cualquiera. Hacía frío. La puerta del carruaje destartalado se abrió y de su interior salió una bruma densa que se extendió por el camino. Un hombre alto y encapuchado se bajó del carruaje. Parecía como si de ese hombre se pudiera la sentir muerte. Llevaba una funda a un lado de la cintura, una vaina quizás. Se aproximó a los arbustos. ¿Lo había visto?... No, no se dirigía hacia él. El hombre encapuchado habló:

-Salid de ahí -.

Un movimiento de arbustos hizo que tres hombres y una mujer aparecieran. Otros dos más salieron de unos arbustos más lejanos. Los había de todas las edades. Había un niño, dos ancianos, una mujer, un hombre manco... . Todos lucían un tatuaje en su brazo. Un tatuaje en el que se veía una mano portando una espada rota:

-Ríndete espectro, no tienes escapatoria -.

El hombre encapuchado desenvainó la hoja y apuntó al que había hablado con ella:

-Tú no me das órdenes -.

La hoja de la espada se alargó a la velocidad de una bala y le atravesó el cuello al hombre que había hablado. Los dos ancianos levantaron las manos y las plantas del camino tomaron vida y se abalanzaron sobre el hombre encapuchado. Se trataba de una lucha entre adeptos de la naturaleza y adepto del éter. Drev ya no había visto antes, en algún lugar. "Erik Raidenscale" Ahora se acordaba. Drev lo había matado hacía varios años. Erik mató a los hombres adeptos de la naturaleza. Solo unos segundos duró el combate. Erik mató al hombre restante y el niño tampoco tuvo oportunidad. Solo quedaba la mujer. Erik dijo algo:

- Me vas a decir donde os escondéis -.

-Antes tendrás que matarme -.

La chica formó una esfera de agua y la dividió en miles de esferas que danzaron por el aire. No puede ser que aquella persona fuera... No... .

Drev: El Cazador de Fuego.Where stories live. Discover now