Capítulo 46:"Nuestro nuevo hogar"

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Lival está desnudo en su balcón, en lo alto de la torre más alta de Kelga, contemplando el bosque que rodea su fortaleza bajo la luz del anaranjado atardecer. Se siente poderoso, sabe que ha matado a su hermano, la persona más peligrosa para él, pero algo le preocupa. Sin saber bien por qué, asesta un puñetazo sobre la barandilla de mármol pulido que lo separa de la caída de más de cien metros que tiene frente a él. Esta se parte como si de madera quebradiza se tratase. Sabe que Drev está muerto, quiere creer que Drev está muerto, entonces... ¿Por qué se sentía tan mal?. Desde lo alto de su fortaleza divisa una figura que se acerca a la puerta de la muralla desde el bosque. Se trata de Elizabeth, la reina de las bestias. Aún desde semejante distancia, Lival consigue ver con claridad los regueros de sangre que emanan de las abundantes heridas que pueblan su cuerpo:

-Necesito hablar con Lival, es importante -. 

Elizabeth aprieta con fuerza un profundo corte en su abdomen para evitar desangrarse, con la otra mano sostiene un bulto irregular. Tenía varios cortes en todo el cuerpo y respiraba con dificultad. Pese a su lamentable estado, los guardias armados con cotas de malla y alabardas de metal rehúsan dejarla pasar:

-Lo lamento mucho, pero el emperador no acepta visitas -. 

Elizabeth se aprieta con más fuerza la herida:

-No sois más que un atajo de inútiles, ¿os parece esto importante? -. 

Al mostrar lo que llevaba en la mano, uno de los guardias reprimió una arcada, el otro no corrió tanta suerte y tuvo que irse detrás de un árbol. Elizabeth escupió sangre a un lado y clavó sus ojos felinos en los ojos del guardia ahora asustado:

-Necesito hablar con lival... -Y enfatizando aún más estas últimas palabras, sonaron casi como una amenaza de muerte-... Es importante -. 

Pero antes de que el guardia le diera el visto bueno a Elizabeth, un destello cayó entre ambos levantando una nube de polvo y haciendo temblar el suelo. Lival, ya vestido con túnicas de seda gris, retiraba su pálida cabellera hacia un lado para poder contemplar mejor a la reina de las bestias:

-Puedo oír tus llantos desde lo alto de la torre -. 

Elizabeth le tiró el bulto irregular a Lival, que lo atrapó al vuelo. Pero al agarrarlo, gotas de sangre salpicaron su inmaculado rostro. Al fijarse mejor, vio que se trataba de una cabeza cortada. Pero no una cabeza normal, esta tenía la boca extrañamente desencajada, y los dientes eran afilados como agujas. Los ojos eran completamente rojos y en la frente lucía un cuerno pequeño. La cabeza, carente de pelo, lucía venas marcadas que se ramificaban por todo el cráneo:

-No se que es, pero ha matado más de un centenar de árboles y varias decenas de animales. Y casi me mata a mi también -. 

Lival esbozó una sonrisa:

-¿No es hermoso? -.

Elizabeth no pudo esconder su cara de incredulidad:

-¿Hermoso algo que ha matado a mis árboles? -.

-Esto es una pequeña parte de algo muy grande, mi querida gatita -.

-A la mierda con esto. Si mi bosque está en peligro no cuentes conmigo -. 

Lival se giró, mirando a Kelga, y chasqueó los dedos:

-Verás, ese era un tema del que quería hablarte -.

No tardó mucho en llegar a la carrera un niño pequeño de ojos verdes. Pelo alborotado y porte intranquilo que movía las manos con nerviosismo. Lucía una camisa vieja y desgastada y unos pantalones sucios y mugrientos:

Drev: El Cazador de Fuego.Where stories live. Discover now