Capítulo 53:"El viento escarlata"

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Una pequeña figura avanza silenciosa en un pequeño bote de remos. Nada interrumpe el constante ritmo de su remar. Y, pese a que es de noche, el pálido brillo de la  luna ilumina unos ojos vacíos. Unos profundos ojos morados que no miran a ninguna parte. Sus labios se mueven, pero de su boca no sale ningún sonido. De pronto algo cae del bote. El oleaje es suave, una pequeña figura avanza silenciosa en un bote de remos... 

Alguien canta en mitad de un bosque extraño.Pasea moviéndose entre las sombras. Una canción al ritmo lento:

-"Diez fueron los senderos, diez caminos para diez borregos. Mas el pastor no dio guía alguna, no previno de valles, no previno de lagunas. Eran diez caminos tortuosos, diez caminos, para diez victoriosos... " -. 

Un tigre de enormes proporciones yace muerto y cubierto de moscas sobre un charco de sangre seca. 

-"El primer borrego, el mas sabio, y el más ciego. El fue de todos el primero, y el primero en extraviarse en el sendero. El segundo, más fuerte y aguerrido, no perdió de vista el camino. Se mantuvo recto, no cometió una sola falta, pero su fuerza fue quien le dio la espalda. Encontró un río, bravo entre las piedras, y vio el final del camino, al otro lado entre frondosas hiedras. Muy confiado era de sus músculos, dotados y potentes, pero mas fuerte que él fue la corriente... "-.

Algo se retuerce entre las plantas. Algo que llena el ambiente de un olor nauseabundo. Suena pesado, se arrastra. Hay algo bebiendo la sangre de un ciervo muerto. Una criatura grotesca, cubierta de espinos. Potentes brazos, más potentes las piernas:

-"La tercera oveja, la más débil, y la más vieja. No iba rápido, no cesaba la marcha, no cayó ante el calor, no tembló ante la escarcha. No tenía más en mente que su propio destino, y su devoción fue recompensada, viendo el final del camino... " -. 

El horroroso ser de espino giró el cuello en un crujir desagradable. Como quien parte un leño seco. El hombre anciano, con los ojos cerrados, se acomodó para oír mejor:

-¿Un Espino de Sangre?... No... Un niño -. 

El ser cubierto de punzantes espinas se puso en pie. El hombre soltó un suspiro. ¿Resignación?. Pena:

-Aguanta un poco más pequeño, pronto podrás descansar -. 

Se llevó la mano hacia atrás y desabrochó las correas que sostenían su enorme espada en la espalda. Recitó algo en silencio y la espada brilló con luz pálida. Prosiguió con su oración:

-"El cuarto borrego... " -. 

Primero se escuchó un rugido, luego se escuchó silencio. Y en el viento, en último lugar, un "Gracias". 



"Kelga"

Dos soldados hablan en la entrada. No es una conversación fuera de lo común. Hablan del clima, de los extraños ruidos del bosque que rodean la fortaleza. Hablan de la paga miserable que tienen, y hablan de que no ven a su familia. Pero dejan de hablar cuando oye algo acercarse por el camino que conduce al bosque. Alguien tararea algo. La sombra difusa toma forma al salir de entre los árboles. Un anciano, camina despacio. En la mano sujeta algo, un par de bultos del tamaño de una sandía pequeña. La claridad del sol ilumina dos cabezas cortadas de niños sujetadas por el pelo. Los soldados levantan las picas al tiempo que el hombre tira las cabezas. Estas ruedan por el suelo hasta detenerse junto a uno de los soldados:

-¿Quién eres? -. 

El hombre miró sin ver la enorme edificación de Kelga:

-Soy un viejo amigo de vuestro señor, ¿podríais dejarme entrar a saludarle? -. 

Drev: El Cazador de Fuego.Where stories live. Discover now