Capítulo 23:"El bosque encantado y la mujer que bailaba entre las hojas"

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La empinada pared de roca hacía dificultoso el ascenso. El vapor que ascendía de la cascada mojaba las rocas y las hacía traicioneras. El enorme estruendo del agua quedaba ya muy abajo y Drev miraba firme hacia el cielo. No había ni rastro de la pequeña bruja.

"Tres puntos de apoyo en todo momento... Piernas en posiciones estables y brazos tanteando en busca de salientes. Aseguro manos y elevo pie derecho a roca segura... Tres puntos de apoyo... "

El pie derecho de Drev resbaló y se quedó sujeto por una mano a una roca. Con un esfuerzo de voluntad, logró asegurar el pie de nuevo. Las manos quemaban como brasas al rojo vivo. Pronto notó un líquido cálido recorriendo su antebrazo, sangre. En las manos tenía serias heridas y en algunos puntos se veía el hueso y los tendones, pero la caída sería un destino mucho peor que unas heridas en las manos.

Tras tres horas de tortuoso ascenso, logró atisbar el borde de la pared a unos cincuenta metros por encima de él. El sudor perlaba su piel, el pelo largo y caído le llegaba por los ojos y le entorpecía la visión. A veinte metros del borde pudo ver una silueta. Se movía y agitaba los brazos. Al cabo de unos momentos pudo oír una tenue voz:

-...! Ya casi has llegado¡... -.

Drev no se sorprendió al ver a la pequeña bruja en lo alto de la pared. ¿Cómo había llegado tan rápido?. Drev llegó hasta el borde y se tumbó exhausto de cara al cielo. Estaba atardeciendo. Con la respiración aún cortada Drev se atrevió a preguntar:

-¿Me vas a decir donde están las escaleras? -.

La pequeña bruja sonrió con picardía:

-Solo si te portas bien -.

Una vez se hubo incorporado, Drev pudo observar donde se encontraban. El terreno no seguía las características normales allí arriba. Un profundo bosque abarcaba todo el campo de visión. Frondosos árboles de varias decenas de metros de altura se retorcían en las copas formando un techo natural que cubría todo. Las raíces parecían nudos grotescos que formaban extraños tentáculos en la tierra. El aire se respiraba extraño y místico:

-Eso no es un bosque normal. Quien quiera que lo haya creado, tiene algún propósito -.

Drev arrancó un trozo de su camisa e hizo jirones con el. Se vendó como pudo las manos y se incorporó:

-Lo último que quiero es que se me infecten las heridas -.

Entraron en el bosque y la ya escasa luz del día se redujo a una luz verdosa que apenas permitía ver nada. La maleza se arremolinaba en el suelo:

-Sólo en este trozo de bosque puedo contar hasta trece tipos de plantas medicinales -.

Drev se arrodilló junto a una flor de pétalos blancos y de tallo con pelos finos. Cortó el tallo y un líquido dorado empezó a emanar de el. Drev dio un pequeño sorbo al líquido:

-Es orquídea de oro. Tiene efectos coagulantes y sedantes. Me calmará el dolor y ayudará a curar... En grandes dosis podría dormir a un elefante o peor aún, parar un corazón -.

-Pareces saber mucho de plantas -.

Drev miró a las copas de los árboles, intentando ver el cielo, intentando buscar el recuerdo de otra época:

-Mi padre era científico. De pequeño íbamos al bosque de la isla a recolectar medicinas. Me enseñó todo lo que se acerca de ello -.

Con las últimas horas del día murieron los escasos rayos de sol y el bosque quedó en penumbra. Drev buscó leña seca, tarea difícil en un ambiente tan húmedo. Con un par de trucos de superviviente encendió un fuego y lo alimentó poco a poco. Se sentaron y Drev sacó de su fardo las provisiones que le quedaban:

Drev: El Cazador de Fuego.Where stories live. Discover now