Capítulo 47:"... Y el rey cayó de los cielos"

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"El rey, poderoso y carismático, ascendió al trono por méritos propios. Pero pronto todo se torció... Y el rey cayó de los cielos"

El viento azota corre presto entre los rincones y ventanales de un pueblo abandonado y devastado por la guerra. El ambiente aún huele a carne quemada y metal ardiente a pesar de los años transcurridos. Hay un regimiento de hombres en el centro del pueblo. Gritan y beben cerveza al son de un fuego encendido sobre maderas de las propias casas. Todos ellos son fornidos, de músculos torneados y prominentes facciones. Todos ellos menos uno. Un joven niño de no más de diez años. Está sentado en un montículo elevado, alejado de la hoguera y del buen ambiente de los hombres. Su pelo blanco se mece con la brisa salvaje de madrugada:

-¡Eh, Fel, baja y bebe un poco de esto! -. 

Los soldados del imperio, rozando la borrachera, ofrecen cerveza en jarra de madera para este niño. Él sin embargo se limitaba a mirar alguna parte del horizonte, haciendo caso omiso de las palabras de sus compañeros:

-¡No seas tímido!. No me creo que no tengas sed después de semejante masacre -. 

Una nube se dispersó con el viento, haciendo que la luna iluminada el montículo sobre el que se hallaba sentado Fel. Se trataba de una pila de cadáveres conformada por hombres y mujeres, niños y niñas, amontonados hasta formar una montaña que él coronaba:

-Déjale Corp, él no es como nosotros. Ya viste lo que hizo... -Y añadió en voz baja-... No estoy seguro de si es humano -. 

Fel seguía sentado sobre la pila de cadáveres mirando el horizonte. Inquieto, como un gato agazapado esperando a su presa. Alguien viene. 

Unos pasos caminan sin prisa por el camino principal. Una figura encorvada, un bastón sobre el que se apoyaba. Tararea algo, no... Canta una vieja canción a ritmo lento. Tiene los ojos cerrados aún siendo de noche. ¿Por qué?. Es ciego:

"Un hombre desolado se encontraba frente a las puertas de la muerte. Si más abrigo que su piel, sin más posesión que su suerte. Abandonado y traicionado, sujeta algo entre sus manos muertas. Un hombre desolado, se encontraba frente a unas enormes puertas. No tiene prisa, pues sabe que su tiempo ha llegado. Tras una espera de toda una vida, ¿por qué tanta prisa?, disfruta, no hay compañía para un hombre condenado"

Fel se puso en pié encima de la pila de cadáveres:

-Ya viene -. 

Los soldados del campamento, medio adormecidos por la cerveza, apenas se percataron de que había una persona más en el círculo de luz que creaba la hoguera. Uno de ellos, entre risas y tragos dijo:

-¡Eh, abuelo, creo que te has perdido! -. 

Un aciano con una cicatriz que se curvaba en forma de "U" y surcaba ambos ojos, ahora cerrados. Lleva una bata larga, y un bulto extraño en la espalda. La capucha no deja ver su cabeza, pero se intuye que luce una melena larga y blanquecina que caía por los hombros fuera de la capucha:

-Cielos... Me exilio una temporada y me encuentro con esto -. 

Los soldados, borrachos, apenas entendieron lo que dijo:

-¿Qué ha dicho? -.

-Algo de una temporada -.

-¿Mermelada? -. 

No pudieron hablar mucho más, pues antes de darse cuenta, los ocho hombres entorno al fuego habían sido decapitados. El anciano seguía en la misma posición, con los ojos cerrados mirando el suelo:

-Aún sin ojos puedo sentir la presencia de un elemento en tu interior -. 

-Quién eres -. 

-Dile a Delora que un viejo amigo ha vuelto -. 

Drev: El Cazador de Fuego.Where stories live. Discover now