Inexplicable

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— ¡Jeon Heejin! ¿Acaso estás pendeja? - exclamó Jinsol a su amiga a través del teléfono.

Heejin luego de un rato de estar en casa de Hyunjin, prendió su teléfono fijándose en las casi 50 llamadas perdidas. Sabía que si no contestaba, sus amigas la matarían; no tenía de otra.

— ¿Por qué no contestabas las llamadas? - Se escuchó de fondo la voz de Jiwoo.

— Perdón chicas, me olvidé por completo. - se justificó. — Luego... Luego les explico, ¡pero estoy bien!, no se preocupen.

— ¿Estás en tu casa? - preguntó Kahei con sospecha. — Por si a caso mantén tu teléfono prendido, Heejin, así cualquier cosa estamos en contacto. - advirtió.

— De acuerdo, ¡nuevamente, perdón por preocuparlas!

Se sentía avergonzada, pero era la única forma en la que podría pasar tiempo a solas con Hyunjin sin ser interrumpida, sus amigas solían ser descuidadas, pero no lo suficiente como para dejarla faltar a clases para estar con Hyunjin.

Terminó de hablar por teléfono y bajó hasta la sala escuchando un ruido proveniente de la cocina; se adentró y se topó con una enojada Hyunjin peleando con la estufa.

— ¿Hyunjin...?

Hyunjin se sobresaltó al oír la voz de Heejin casi saltando en su lugar y dirigiendo su mirada a Heejin, y es que, ¿qué le diría, que no sabe cocinar?

— Está bien, está bien. Puedo hacerlo. - se apresuró en decir.

— ¿No... Sabes cocinar? - preguntó con cautela Heejin.

Hyunjin se detuvo en su intento de prender la estufa para girarse hacia Heejin.

— Bueno no del todo. Sé lo básico para sobrevivir, solo que a veces olvido cómo prender ésto.- dijo dejando con una expresión de confusión a Heejin. — Anteriormente Yuqi venía a mi casa y cocinaba para mí, pero ahora solo pido delivery o preparo ramen. - se encogió de hombros.

— Y antes... ¿cómo hacías? - preguntó con miedo a cómo fuera a reaccionar ante tal pregunta.

— Mi madre solía ser la que cocinaba, pero desde que ya no vivo con ella y mi padre nunca me enseñó, todo lo soluciono con delivery o comida instantánea. - explicó.

A Heejin ésto le pareció una perfecta oportunidad, ella llevaba varios años viviendo sola, por lo que cocinar se le hacía una tarea fácil.

— Déjame ayudarte Hyunjin. - dijo con una sonrisa y se acercó hasta donde Hyunjin estaba luchando con la estufa y la observó detenidamente. — Hyun... Lo que estabas encendiendo y apagando era la luz del horno. - explicó aguantando las ganas de reír.

— ¿E-enserio? Oh... - Hyunjin observaba a Heejin cuán niña pequeña a su maestra mientras encendía la cocina y colocaba el sobre de fideos en la olla. — ¿Estás bien con eso o quieres que pida algo? - dijo ligeramente avergonzada.

— Está bien Hyun, me encanta el ramen - le dedicó una sonrisa que tranquilizó a la más alta.

Heejin amaba conocer cada día más de Hyunjin, desde cosas como tatuajes que tenía ocultos en el abdomen y espalda, hasta algunas cosas que nunca se esperaría de Hyunjin ,como sus casi nulas habilidades en la cocina. Amaba cada detalle de Kim Hyunjin; desde sus mejores cualidades, hasta sus más extraños defectos.

— ¿Cuánto tardará? - la voz ronca de Hyunjin en su cuello la sacó de sus pensamientos y sus brazos, sin previo aviso, rodearon su cintura por detrás causando que su corazón de un vuelco.

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