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Nosotras

— ¿Neejinnie? - murmuró la chica frente a ella.

Heejin permanecía con un pie adelante y con la mano en la perilla de la puerta observando los ojos chocolate de Ryujin, esta por su lado, parecía tener una lucha interna consigo misma.

— ¿Ho-hola? - atinó a responder la rubia luego de un largo e incómodo rato observándose.

— ¿Eres...? No... no puede ser. - río colocando una de sus manos en su cabeza, incrédula, leyendo nuevamente el papel que sostenía entre sus manos. — "No puedes ser Jeon Heejin... no puedes ser quien estoy buscando" - pensó.

Heejin permanecía tan inmersa en su mundo, que al momento en el que sintió una mano posarse sobre su hombro tras suyo, se sobresaltó. Se giró, topándose con Hyunjin quien las miraba confundidas.

— Oh, hola Ryu, ¿sucedió algo?

La chica de cabello corto aún seguía inmóvil observando la hoja de papel que llevaba entre sus manos mientras pedía a todos los dioses de que la información fuera falsa y que todo fuese una broma.

— Hyu-hyunjin... - empezó a hablar Ryujin en un hilo de voz. — ¿Sabes donde puedo encontrar... a...

— ¿A quién? - preguntó con normalidad Hyunjin.

Ryujin por su lado dudaba en si hablar, quizás estaba equivocada, aunque tal vez quizás no.

— A... Je-Jeon Heejin... - susurró en un tono prácticamente inaudible.

— ¿Eh?

Heejin permanecía inquieta buscando la manera de huir de aquella situación, mientras que Hyunjin no entendía lo que estaba pasando.

— Na-nada. ¡Nos vemos luego! - dicho esto, corrió fuera de la vista de ambas chicas.

Hyunjin no estaba enterada sobre la relación entre Ryujin y Heejin hace un tiempo, a pesar de ser algo nada fuera de lo común, Heejin aun temía por que Hyunjin desconfíe de ella y de su amiga si se enterase. Aunque, aun quedaba con una duda; ¿por qué la buscaba?, ése mismo día Ryujin no la había reconocido, sin embargo, Hyunjin debía haberle contado sobre ella; haberle dicho su nombre, ¿o acaso tampoco lo recordaba?, habían pasado tantos años después de todo.

Por su lado, Ryujin ocultaba algo que, por más inocente que parezca, podría perjudicar a su amiga, y es que, ella había pasado los últimos años intentando contactar nuevamente con Heejin, sin embargo, lo único que recordaba de ella era su apodo; "Neejinnie".

A pesar de ser de las más populares de sus antiguos institutos y tener citas por montón, nunca había logrado satisfacerse. Buscó incluso por aplicaciones de citas en busca de la indicada, pero ésta parecía no existir, fue entonces que se cuestionó en si realmente había olvidado por completo a su pasajero amor de infancia. Pasó años buscando rastros de la chica, pero con algo tan simple como un apodo no logró nada; claro, hasta ése día...

Varios meses atrás...

— ¿Habla en serio señor Lee?

Un elegante hombre de negro se encontraba en la sala de la morada de Ryujin, había llegado junto con otros dos hombres al parecer buscándola.

— En efecto, hemos encontrado a quien tanto está buscando. Estudia en la universidad de Seoul, sin embargo, su identidad permanecerá oculta hasta que firme el contrato.

La chica observó la gran cantidad de hojas en la mesa junto a la pluma, era demasiado para ella, leer no era su fuerte. Creía que con leer rápidamente las primeras páginas era más que suficiente.