Capítulo 17: El dolor de perder

2.1K 282 99
                                    

Distrito Stohess

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Distrito Stohess

Narrador omnisciente

Los soldados preparaban todo para partir y la noche ya había caído sobre sus cabezas. Estaban tensos ante el repentino anuncio de que los titanes habían entrado a la muralla Rose, pues nadie comprendía bien qué había pasado. Nadedja no dejaba de moverse de un lado a otro cargando dos cajas a la vez y manteniendo el semblante serio aunque con prisa. Se encontraba en el establo trasladando todos los materiales hacia los carros. Su brazo dolía como siempre pero a ella ya no le importaba, se decía a si misma que podía con esto y mucho más.

—No me jodas, no me jodas... —murmuraba con insistencia.

Estaba preocupada. No, más que preocupada, estaba aterrada. No se percató de cuánto temblaban sus manos hasta que las enormes cajas se le cayeron al suelo desparramando todo su contenido por el lugar. Su cuerpo había reaccionado ante el estrés y el terror congelándose por el estruendoso desastre que había armado. No se movió ni siquiera para levantar lo que había tirado. Su respiración agitada resonaba en su cabeza mientras mantenía una batalla mental consigo misma.

—¿Nadedja? —le llamó Moblit, el cual había entrado a los establos luego de oír el escándalo— ¿Te encuentras bien?

—Sí, Moblit, discúlpame —se apresuró a responder agachándose en el suelo y recogiendo todo—. Solo estoy nerviosa, por favor ayúdame con esto.

El hombre gustoso acudió a la ayuda de la pelinegra deteniéndose a observarla. Sus manos temblorosas le impedían agarrar bien las cosas y su mirada parecía perdida. Él no recordaba haberla visto así en algún momento de su vida desde que la conoce. Era una faceta nueva, una muy vulnerable y que preocupaba más que verla llorando.

—¿Quieres descansar un momento? Aún hay tiempo antes de irnos —le sugirió con cuidado.

—¿Qué? ¡No! No podemos perder tiempo, debemos apresurarnos y partir cuanto antes. Han pasado ya cinco horas desde que se supo sobre la llegada de los titanes y no nos encontramos cerca de la localización donde se vieron por última vez —le respondía con alteración hablando sumamente rápido—. ¿¡Donde está Hanji con Eren!? ¿Y el comandante? Ni siquiera hemos ido a Ehrmich aún, tenemos que... ¡Argh!

Sus torpes manos habían tomado unas riendas sueltas que al cargarlas se desprendieron y apretaron parte de su brazo herido, raspándolo. Un hilo de sangre comenzó a descender de entre las vendas confirmando que se lastimó nuevamente. Le preocupaba verla así, incluso tuvo el impulso de ir en búsqueda de Hanji ya que seguramente ella podría calmarla mejor que él, pero algo le decía que debía quedarse y apoyar a su amiga.

—Si sigues así tu quemadura jamás sanará y podría volverse más grave de lo que ya es. Nadedja, tranquilízate... —las manos de Moblit tomaron a la mujer por los hombros y buscó su mirada la cual estaba en el suelo— ¿Qué te atormenta? ¿Es por tu hogar?

𝑻𝑯𝑬 𝑷𝑹𝑶𝑻𝑬𝑪𝑻𝑶𝑹 | Levi AckermanWhere stories live. Discover now