Capítulo 1: Una elección sin remordimientos

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Año 842, Tres años antes de la caída

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Año 842, Tres años antes de la caída.
Base de la Legión de Reconocimiento

—Los caballos son animales nobles. Tienen fuerza, gran porte y son veloces, pero sobretodo, debes considerarlos tu familia. Estos amigos te acompañarán en toda tu trayectoria en la Legión: te ven llegar, estarán soportando los nervios de cada expedición y claro, pueden ser tus únicos compañeros al momento de tu muerte. Por eso los veo como animales majestuosos, porque siempre están allí junto a su amo en todas las adversidades. ¿No crees que eso es suficiente como para admirarlos, Nade? —preguntó el hombre en la soledad de la caballeriza.

Dieter Ness era un hombre sabio respecto a caballos, o al menos el único que había encontrado para que me enseñara todo sobre la equitación. Mi historia con los bellos animales es algo larga, pero el haber sido criada una gran parte de mi infancia en las praderas del Muro Rose me convertía en alguien apasionada por ellos. Tenía claro que quería ser a futuro una veterana de la equitación en la Legión y encargarme de los animales que todos aquí necesitaban. Aunque para llegar a eso necesitaba primero aprender de los mejores.

—¿Cómo escogió a su caballo, entonces? —me había preparado tanto que incluso tenía una pequeña libreta donde anotar mis apuntes. Hoy era día de descanso pero eso no significaba que podía darme el lujo de holgazanear, así que preferí molestar a los miembros más viejos del aclamado Cuerpo de Exploración.

—Tu aún no tienes escogido el tuyo ¿cierto? ¡Ah, es bastante difícil! —admitió rascándose la sien. El pañuelo en su cabeza se sacudió un poco ante sus movimientos—. Si un buen soldado quiere lucirse en batalla necesitará un buen amigo a su lado y encontrarlo es trabajo duro. Tenemos cerca de 600 caballos a nuestra disposición así que la búsqueda se complica. Deben sentirse cómodos y dejar que la conexión fluya entre ambos para que en las expediciones puedan dar lo mejor de si. ¡Mi Charlotte y yo hicimos contacto enseguida!

—Velocidad máxima de entre 75 y 80 kilómetros por hora, con velocidad constante de 35 —releí—. ¿El entrenamiento de los mismos se realiza aquí en la base?

—Casi siempre, pero hay excepciones. ¡No te preocupes, novata! Ya verás, con los años aquí obtendrás experiencia sobre cómo entrenar un buen caballo hábil para la Legión. Si es que sobrevives a las próximas expediciones, claro... —esa última frase fue con intenciones de hacerme reír así que sonreí ampliamente mientras guardaba la libreta.

—Creo que eso es todo por hoy, Dieter, gracias por su tiempo.

—¡No es nada! Trabaja duro chica... ¡Oye! —no necesitaba girarme otra vez hacia él para saber que su Charlotte estaba intentando morderle el cabello.

De regreso a los dormitorios, donde tenía planeado tomar un descanso, me encontré con lo que no me esperaba cruzar pero que aún así llamó mi atención. Una de las razones por la que varios miembros tuvieron el día libre hoy era porque llegaban los nuevos reclutas. La próxima generación de soldados luego de la mía parecía estar repleta de personas motivadas, o eso veía en sus rostros. Eran un numero bastante considerable, quizás unos treinta. Todos unos jóvenes con los nervios a flor de piel.

𝑻𝑯𝑬 𝑷𝑹𝑶𝑻𝑬𝑪𝑻𝑶𝑹 | Levi AckermanWhere stories live. Discover now