Capítulo 48: El mar

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Narrador omnisciente

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Narrador omnisciente

Tan solo un mes después de que la Legión recibió ĺas condecoraciones en Mitras, Nadedja pudo volver a caminar otra vez. La rotura de su pierna no fue grave, luego de estar en quietud durante tanto tiempo y haciendo caso a lo que el médico le dictaba consiguió recuperarse casi por completo. Si bien aún caminaba un tanto coja y lenta era cuestión de tiempo para que volviese a entrenar junto a los demás.

En este mes donde su trabajo fue casi nulo hizo muy pocas cosas aparte de leer o disfrutar del clima. Zalas se la había llevado a su hogar en Trost el cual tuvo que limpiar mientras él continuaba en servicio. Si bien no podía hacer mucho usando muletas le fue suficiente para entretenerse mientras lo esperaba todos los días. Por otra parte, había comenzado a crear un vínculo cercano con Floch. El muchacho venía un par de veces a la semana a verla, conversar y también a entregarle documentos que Hanji le enviaba para organizar o firmar. Era en lo único que podía ayudar mientras continuaba en reposo.

Levi y los demás estaban muy ocupados como para estar pendientes de ella, así que solía recibir sus saludos y buenos deseos por boca del chico de cabellos rojizos. Luego de la charla con Eren en su habitación aquella noche no lo había vuelto a ver, pero estaba ansiosa por poder hacerlo. En ese entonces el pobre se había ido a dormir con la mente repleta de revuelos, tantos que estaba segura que no había pegado el ojo para descansar. Pronto la nieve comenzaría a caer y Nade buscaba reintegrarse antes de eso o los pobres caballos que quedaron vivos no podrían ser cuidados apropiadamente.

Una semana después de que sus pies funcionaran correctamente Zalas decidió que era momento de llevarla a buscar los papeles que tanto había ocultado. Las heridas en su rostro ya no eran tan molestas así que podía soportar viajes largos sin quejarse. Perder un ojo y tener cortes profundos no era algo para tomar a la ligera, pero Nade había desarrollado un poco de resistencia al dolor luego de tantos años en servicio. En su última reunión con Hanji ambas habían bromeando sobre comprar parches a juego ya que habían perdido el mismo ojo.

Con el paso del tiempo el semblante de Nadedja comenzaba a tornarse oscuro y la soledad era lo que ayudaba a que ocurriese. Había vuelto a ser una persona de pocas palabras y cabizbaja, quizás mas depresiva de lo que se la había visto nunca. Su cabello comenzaba a crecer por mantenerlo suelto ocultando parte de su rostro y las prendas que se colocaba no ayudaban en absoluto a su imagen. Su gabardina oscura de cazador empezaba a ser su mejor amiga, prefería usar pantalones en vez de faldas largas y botas en vez de zapatos. Cualquiera la confundiría con una mercenaria en vez de soldado.

El viaje hacia el sitio que Zalas quería llevarla fue eterno, sobretodo porque era en alguna parte de Mitras donde los valles de montañas estaban en todos lados. Fue sorprendente encontrarse con una hermosa pradera de flores oculta entre algunos cerros y montañas, pero el castillo que allí estaba construido en medio de un lago era lo que acaparaba la atención de cualquiera. Ambos se bajaron de sus caballos atándolos en un poste cerca del camino principal hacia el y lo observaron convivir con el paisaje. Era una linda vista.

𝑻𝑯𝑬 𝑷𝑹𝑶𝑻𝑬𝑪𝑻𝑶𝑹 | Levi AckermanWhere stories live. Discover now