Capítulo 24: Las primeras mentiras

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Narrador omnisciente

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Narrador omnisciente

—¡¡Eren!! —gritó Mikasa con desespero.

—¿¡Qué pasó Eren!? ¿Eso es todo lo que tienes? ¡La humanidad depende de ti! ¡Levántate! —gritaba Hanji desde una cima al ver que el cuerpo del titán había caído en inconsciencia por falta de fuerzas.

—Cuatro ojos —se apresuró a interrumpirla Levi—, esta vez es diferente. Ni siquiera mide 10 metros de alto y podemos verle el trasero a Eren.

—¡Ya lo sé! ¿¡Aún puedes moverte, Eren!? Sino iremos a sacarte de ahí.

Mikasa parecía no querer esperar más. Se lanzó en búsqueda del chico ignorando cualquier orden o aviso por parte de sus compañeros. Hanji también cedió al no obtener respuestas del adolescente, ya llevaban horas y era preocupante. Se encontraban en medio del bosque intentando no llamar la atención, pero el tiempo pasaba y debían regresar a la cabaña. No habían conseguido ningún avance, pero no podían rendirse tan fácilmente. Todos los presentes sólo querían lo mejor para la humanidad dentro de los muros y si Eren no lograba nada, estarían perdidos. Ese mismo pensamiento orilló al chico a agotar sus fuerzas acabando en ese estado tan lamentable.

—Creo que eso es todo por hoy —dijo Nadedja montando a caballo a un lado de Armin y Jean. De fondo se oían los gritos de Hanji y Mikasa lidiando con un Eren irreconocible—. Prepararé las carretas. ¡Armin, Jean y los demás! Dispérsense y vigilen el perímetro. Volveremos a la cabaña.

—¡Bien! —respondieron todos.

No tardaron nada en guardar toda evidencia de que habían estado allí, pero lo único inevitable era el espeso vapor que el titán emanaba al desvanecerse y se alzaba por sobre las copas de los árboles. Era preocupante para Hanji y sobretodo para Nadedja, quien sabía que tenían a la Policía Militar pisándoles los talones y no quería hablar al respecto. Estaba entre la espada y la pared con ese asunto.

Eren se mantuvo inconsciente durante un día completo después del fallido intento por endurecerse. A este paso estaban muy lejos de poder recuperar Maria y ese pesimismo se sentía en el ambiente de todos menos en el de la mujer, quien mantenía su corazón tranquilo sabiendo que Eren lo conseguiría tarde o temprano. Eso era lo que había aprendido a través de los caminos, que el futuro era difícil de cambiar. La noche anterior al despertar de Eren ella aprovechó el tiempo para acercarse a los miembros de su nuevo escuadrón. No eran más que un grupo revoltoso de adolescentes que si bien tenían algunas diferencias, había un lazo que los unía fuertemente.

—¡El mar! Lo que más quiero ver, es el mar —le contestó Armin repleto de emoción.

"¿Qué es lo que más quieres encontrar allí afuera?" Fue lo que le dijo al rubio que yacía a su lado haciendo guardia durante el anochecer. Estaban solos y rodeados de espeso bosque, eso era suficiente para que sus mentes volaran a sitios interesantes y filosóficos. Armin era alguien muy inteligente con el que se podía tener charlas ricas de información y eso a Nade le encantaba. Era un buen chico, demasiado bueno para un mundo tan cruel como este. Cuando le contó sobre la cantidad de libros prohibidos que había leído sobre el mundo exterior él pareció explotar de alegría. Por fin tenía a alguien interesado en el mismo tema que él y posiblemente compartían los mismos sueños. Estaba feliz de que Nadedja le sacara el tema de conversación, ignorando que la mujer conocía más que bien ese lugar que tanto anhelaba ver.

𝑻𝑯𝑬 𝑷𝑹𝑶𝑻𝑬𝑪𝑻𝑶𝑹 | Levi AckermanWhere stories live. Discover now