¿Cuándo sabemos que llegamos a nuestro límite? ¿Cuándo hemos perdido lo suficiente como para darnos por vencidos?
¿Vale la pena seguir luchando por la libertad?
La vida de Nadedja Vein estaba sumida en caos mientras veía a sus compañeros morir a ma...
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Narrador: Nadedja
Hay veces en nuestras vidas en las que sentimos que debemos hacer importantes cambios. No podría jamás detenerme a pensar si lo que más deseo es considerado algo bueno o malo, después de todo, las opiniones siempre son subjetivas. En mi sufrimiento hay diferentes matices, pero para algunos no dejará de ser colores claros u oscuros. "Tú eres mala persona porque me traicionaste"; "Me has salvado, eso es lo único que me importa". Nunca habrá una opinión intermedia sobre mí y mis actos, siempre serán de ambos extremos. ¿Todo eso invalida mis esfuerzos? ¿Es acaso necesario cambiar para que tu perspectiva sea tomada con ojo crítico?
Da igual qué ocurra, la respuesta a esa pregunta siempre será que sí.
Hasta ahora, si bien he intentado mantenerme centrada a pesar de los problemas, no he logrado controlar del todo mis propios sentimientos. Me he desbordado fácilmente ante la pérdida de mis compañeros, de la sobrecarga de mi mente y sobretodo, de fantasmas del pasado. Con la llegada de Eren esos problemas que traía desde antes se duplicaron, pues parece que soy la única que tiene esta carga y debo aguardar a que los acontecimientos lleguen por su propia cuenta. Mi mente no deja de trabajar, de autodestruirse y quitarme el sueño por las noches.
Ya no puedo permitirlo. Ya no más.
Quería creer que tenía opciones, que todo esto podía evitarse de alguna forma y así salvarme de la presión. Estaba equivocada. La determinación de seguir adelante no me es suficiente, no puedo continuar si no me centro en mis propios objetivos. Mi sueño es traerle la libertad a los que amo y eso es lo que haré. Por Eren, por Zalas... por Levi. Por ellos he decidido dejar atrás a Nadedja Vein.
Si debo vivir con la verdad, lo haré, pero regresando a mi verdadero yo. Hablo de aquella persona que nació siendo excluida de su propia familia, aquella niña que tenía destinado morir portando un titán. Esa niña que cruzó a esta isla cargando odio, un odio que su tío había intentado apaciguar pero por desgracia no pudo conseguirlo.
—¿Qué pasa por tu mente? —me preguntó Zalas con sumo interés mientras ambos montábamos el mismo caballo.
Habíamos salido del distrito Stohess con algo de dificultad y ahora nos dirigíamos a una ubicación un tanto oculta que parecía el sitio perfecto donde escondería el rey a Eren e Historia. El sol ya se había ocultado pero esperábamos llegar a tiempo. El lugar había llegado a mis memorias de repente luego de encontrar una pila de papeles referentes a mi adopción en aquella casa en ruinas. Eran instrucciones para mi cuidado y crianza, condiciones para que los Vein pudiesen mantener mi tutela dentro de los muros. Si bien no había podido leer todo a detalle ya que no teníamos tiempo que perder, pude obtener algunos datos que me eran de ayuda.
Tal parece que mis recuerdos fueron borrados de niña en aquella extraña cueva a la que nos dirigíamos, pero no tengo noción de haber estado allí alguna vez. Es bastante extraño, pues sé bien dónde se ubica mas no recuerdo el momento antes de que me borrasen la memoria con el poder del fundador. Si algún dato me faltaba simplemente debía releer los papeles que había traído conmigo y que ahora estaban bien ocultos entre mis prendas. Esperaba que Levi y los otros hayan podido apañarselas bien. Sé que ellos encontrarán la forma de llegar a ese lugar al mismo tiempo que yo, había visto las memorias de Eren allí y estaba en ellas junto a los demás. Es extraño sentirse segura y desconfiada a la vez de tu propio destino, pero solo debía seguir adelante.
