Capítulo 30: Lo que antes fue

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Narrador omnisciente

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Narrador omnisciente

—¿Sabes cuándo una persona muestra su verdadero ser? —le preguntó la mujer al chico rubio mientras se dejaba caer en un asiento junto a la mesa con pesadez. Su cuerpo estaba llegando al límite a pesar del descanso—. Cuando están de cara a la muerte y tienen el tiempo de analizarse a si mismos.

Armin, un tanto extrañado por la forma en la que ella comenzó la conversación, se dejó caer a su lado tomando silencio por unos instantes antes de hablar. El día estaba comenzando y tenían mucho por delante. Hanji había partido en la madrugada para informarle al comandante Erwin de los descubrimientos, así que solo debían esperar hasta obtener nuevas órdenes. Si no se daban prisa Eren e Historia podrían acabar con el peor de los destinos, aunque eso no parecía importarle a la pelinegra que actuaba como si todo estuviese bajo control. Ella sabía que Eren estaría bien, mas no estaba consciente del peligro real que corrían.

Pero volviendo a la charla, Armin se preguntaba si ella intentaba hallar alguna manera filosófica de decirle que quizás su propia muerte estaba cerca. Esa idea aterraba al menor, pues se había encariñado con la pelinegra incluso sin haber interactuado tanto anteriormente. Con solo verla sentía paz y confianza, quizás también cariño, algo que le faltaba desde hace años con la caída del Muro Maria. Había perdido a sus padres por sueños que cualquiera llamaría tontos y también había perdido a su abuelo. Ahora que sentía otra vez ese mismo cariño de la familia... ¿Estaba él listo para dejarlo ir por voluntad?

Nadedja para Armin era alguien extraña, en el buen sentido. Una mujer bastante misteriosa de la que se rumoreaban muchas cosas pero ninguna de ellas parecía ser cierta. Cada vez que la veía sentía que todas esas historias sobre sus grandes hazañas en la Legión o incluso lo cobarde que era a veces, todo eso parecían puras falacias. ¿Cómo alguien podría contradecirse tanto con el paso del tiempo? Independientemente de lo que él o los demás pensaran, no podía negar que sentía una conexión fuerte con ella sin ninguna razón aparente. Cavando en lo más profundo de sus deseos, soñaba con correr y protegerse en sus brazos para no soltarla, como cachorro con su madre. Ese tipo de pensamientos lo abrumaban, confundían al pobre chico hasta tormentarlo. ¿Era solo gratitud por haber cuidado de su abuelo hasta el último momento? ¿O en realidad un resentimiento disfrazado de perdón?

¿Se estaba obligando a perdonarla?

Armin no lo sabía incluso aunque dijese lo contrario y eso no era común en él.

—¿Es así como piensa, Nadedja? —dijo por lo bajo jugando con sus manos. Un sonido de aprobación se escuchó de ella mientras recostaba su espalda por completo sobre la silla y soltaba un suspiro.

—Siempre me he preguntado cómo actuaré el día en que muera. ¿Me iré en paz o siendo víctima de la desesperación? ¿Tendré arrepentimientos? ¿Será doloroso? No lo sé pero... pensar en la muerte me asusta. Supongo que es un temor que siempre tendrá el ser humano. ¿Pero sabes qué, Armin? —lo observó sonriente— También le temo a la vida. No puedo imaginarme trayendo al mundo a alguien que no podrá vivir en libertad.

𝑻𝑯𝑬 𝑷𝑹𝑶𝑻𝑬𝑪𝑻𝑶𝑹 | Levi AckermanDove le storie prendono vita. Scoprilo ora