¿Cuándo sabemos que llegamos a nuestro límite? ¿Cuándo hemos perdido lo suficiente como para darnos por vencidos?
¿Vale la pena seguir luchando por la libertad?
La vida de Nadedja Vein estaba sumida en caos mientras veía a sus compañeros morir a ma...
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Narrador omnisciente
—Camina recto, imbécil, te vas a comer el suelo —se quejó Levi mientras forcejeaba con Nicolo y lo amenaza con una espada en su espalda.
Era de noche y apenas podían ver con las pocas lámparas que traían, pues no querían llamar la atención de cualquiera que estuviese en el mar a pocos metros de la costa. Habían divisado un gran barco a la lejanía que parecía estar tanteando la isla para aproximarse y no quedaba dudas que se trataban de más soldados. Si sus predicciones eran correctas primero mandarían un grupo de hombres a explorar los alrededores antes de siquiera decidirse si era seguro estar en tierra firme, por eso la Legión aguardaba paciente a que cayeran directo en la boca del lobo.
Durante la madrugada fue que por fin pudieron llevar a cabo el plan que habían formado junto a Eren para encallar el barco en la costa y con un completo giro de los acontecimientos un grupo revolucionario entre las filas de los marleyanos tomó las riendas del asunto para hacer las pases. Mientras el escuadrón de Levi y Hanji se encargaban de los recién llegados y su representante, el resto de la Legión comandada por Nadedja tomaba posesión de los nuevos prisioneros. La resistencia era absoluta y fueron insultados de mil maneras pero consiguieron someterlos y subirlos a carruajes que los llevarían de vuelta a los muros. Los calabozos cada vez estaban más llenos de escoria marleyana que llegaban a estas tierras y los ánimos comenzaban a cambiar.
Cuando el sol comenzaba a asomarse por el horizonte los dos veteranos de la Legión salieron por fin de la tienda en la cual conversaban con los recién llegados. Presintió que la larga charla había sido amena, porque Nadedja recibió por fin la orden de dejar a los soldados partir rumbo a los muros con los nuevos prisioneros. Estar tanto tiempo soportando sus insultos la estaban colocando en una posición muy violenta a la que no quería ceder, así que se limitó a dar órdenes concretas un poco distanciada de ellos mientras los soldados hacían el resto.
Al partir los carros también lo hizo todo el escuadrón de Levi excepto su capitán, oyó decir a Hanji algo sobre mantener a Eren y al resto alejados de quienes aún no sabían si eran aliados o enemigos y sus intenciones, mientras tanto los voluntarios pertenecientes al grupo rebelde estaban siendo guiados por los alrededores de las tiendas por razones que a Nadedja no le interesaba por ahora saber. La pelinegra llegó a la suya casi que arrastrando sus pies siendo seguida de cerca por los hombres de su escuadrón que la miraban con entendimiento. Todos estaban igual de agotados pero se imaginaban que su capitana lo estaría el doble. Como muestra de respeto y preocupación por ella la ayudaron a sentarse cómodamente en una silla y le trajeron raciones para que se alimentara. Estaba reacia a emitir palabra, pero soltaba ruidos de agradecimiento a las atenciones de sus subordinados. Con el sol ya en el cielo y sin dormir era obvio que necesitaban descanso, así que dimitió a la mayoría ya que por los alrededores habían varios miembros de la Legión montando guardia.
Y con mayoría se refería a todos menos Benjamin, el cual se quedó dentro de su carpa casi que por la fuerza de tanto que insistió. Nade presentía que era igual de intenso que Floch y eso no le gustaba.
