Capítulo 23: Proteger y protegerse

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Narrador: Nade

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Narrador: Nade

Me dolía cada extremidad de mi cuerpo. Aún no estaba recuperada del cansancio y las heridas de la batalla pasada. Sentí las consecuencias de mi agotamiento cuando me senté en la silla al llegar a la cabaña. Todo me pesaba... Levi estaba calentando agua para llenar la bañera en completo silencio mientras yo repasaba su figura pequeña yendo de un lado al otro. No pude protestarle cuando lo oí decirme que me bañaría, ya ni siquiera me quedaban fuerzas para sentir vergüenza. Durante años he compartido momentos así con todos mis camaradas, estando en el ejército hay poco tiempo para la privacidad. No me apenaba ver a un hombre o mujer desnudo y estaba segura que a Levi tampoco, así que simplemente dejé que hiciera conmigo lo que quisiera.

Sentía mi cabeza bombear por el dolor, el estrés me estaba matando. Tenía el fuerte impulso de tirar de mis cabellos una y otra vez hasta arrancarlos para luego desaparecer. Me estaba ahogando y estaba consiente de ello, mi mente está al límite de la depresión y la locura. Tantas cosas sucediendo a la vez me derribaban, no era fuerte. Solo quiero volver a algún momento de mi vida en el cual no tenía preocupaciones, incluso si eso significaba estar en la ignorancia. La mejor etapa que he tenido fue al final de mi infancia, años antes de ingresar a la tropa de reclutas. Allí pude sentir por primera vez lo que era tener una familia sin saberlo. Toda mi vida pensé que simplemente había sido adoptada y yo me creí ese cuento. Cuando recuperé mis memorias pasadas al tocar a Eren, estaba desconsolada. Había mucho detrás, cosas en las que no quería pensar porque dolía. Mi cabeza... Dios, cómo duele mi cabeza.

—Ve al baño de nuestra habitación y no hagas ruido. Desvístete allí.

Nuestra... Me había olvidado que tendría que compartir espacio con él por un tiempo. Obedecí su orden levantándome con pereza, entrando a ese pulcro lugar donde dos camas permanecían bien tendidas en paredes opuestas. Debía tener cuidado de no ensuciar más de lo debido, así que me quité el uniforme junto a mi ropa interior a unos pasos de la vacía bañera y entré en ella sentándome como una bola, abrazando mis rodillas. Tuve que deshacerme de las vendas de mi brazo y soltar mi cabello, que comenzaba a estar más largo de lo que debía.

¿Por qué siento ahora tanto frío? La cabaña era cálida.

Levi entró minutos después cargando toallas, un balde lleno de agua del cual salía vapor y un pequeño banco que dejó a la cabeza de la bañera seguramente para que se pudiera sentar. Abriendo el grifo a mis pies comenzó a caer agua completamente helada que pudo nivelar a tiempo gracias al balde donde había hervido un poco de la misma. Ambas temperaturas se fusionaban para templarse mientras el líquido llegaba hasta el borde de la bañera. Se sentía increíble.

Luego de comprobar que la temperatura estaba bien y que yo me sentía tranquila, se movió hacia mi espalda sentándose en aquel banco mientras acercaba un par de toallas, esponjas y jabón. Que no dijera palabra alguna me incomodaba, sobretodo cuando sentí sus suaves manos tomando mis brazos para apartarlos de mi cuerpo y dejarlos colgando a cada lado. Procedió a tomar también mis hombros, moviendo mi cabello hacia un costado y tirando de mí para que mi espalda se acercara más hacia donde él estaba. Yo no podía verle el rostro, pero él sí tenía acceso a mi cuerpo sumergido bajo el agua.

𝑻𝑯𝑬 𝑷𝑹𝑶𝑻𝑬𝑪𝑻𝑶𝑹 | Levi AckermanWhere stories live. Discover now